Vamos de allá para acá, llenándonos de actividades, de compromisos, de personas con las que relacionarnos, y finalmente lo único que consigues es estresarte y disfrutar poco de todo lo que sale y entra de tu vida con una rapidez vertiginosa.
Sin embargo sería interesante para el cuerpo y las emociones, empezar a simplificar, parar, observar y ver que es todo aquello que te sobra, objetos materiales, situaciones, lugares, incluso personas con las que hay que pasar página.
Lo sencillo abre, clarifica, aligera, posibilita el movimiento y una nueva dirección.
Cuando empiezas a simplificar eres más selectivo, te quedas con lo que verdaderamente importa.
Te invito a que precisamente hagas esta reflexión:
-¿Qué sería para ti simplificar tu vida?
– ¿Por dónde empezarías la tarea?
Deja una respuesta