Hola a todos y todas. Volvía ayer de viaje con una amigas, y comentaba con ellas mis recuerdos acerca del verano en mi infancia, y cuánto me entretenían mis actividades de verano. Lo cierto es que nunca tuve problemas a la hora de superar el curso, pero en mi casa eran de los que pensaban que «mejor repasar que no hacer nada».
Y actualmente muchas madres y padres nos preguntan en el Gabinete qué es lo mejor para nuestros hijos, si dejarlos un poco a su aire en este merecido verano, o seguir con una rutina de tareas y actividades que les permitan luego incorporarse mejor al curso… Seguramente a cada padre o madre le funciona una técnica, pero por nuestra parte nos gustaría aportaros algunos consejos que igual os pueden venir bien.
Lo mejor son actividades gratificantes, pero educativas.
En verano, lo mejor es elegir actividades actividades atractivas y gratificantes; esto es sin duda lo que mejor funciona. Hemos de tener en cuenta que nuestros hijos están habituados a un alto nivel de actividad durante el curso escolar, y que es muy importante evitar que el niño o niña pierda todas las rutinas asociadas, que seguramente ha costado conseguir durante el curso. Lo mejor es programar durante la época estival actividades que gusten y gratifiquen a los niños para que al tiempo que aprenden, y saquen un mayor partido a sus vacaciones de verano.
Habrá niños que tengan la oportunidad de salir de campamento y probablemente los profesionales que los dirigen ya habrán planificado tareas de todo tipo para que, además de divertirse, puedan aprender en base a una serie de valores que este tipo de actividades incluyen. Pero para los que tienen que quedarse en casa, hemos de buscar actividades que puedan entretenerles, y al mismo tiempo, contribuyan a desarrollar sus habilidades intelectuales y sociales. Tal vez a través de juegos de plastilina, recortables, o disfraces en el caso de los más pequeños, u otro tipo de actividades para los mayores. Para estos últimos, los campamentos urbanos son una buena opción si no pueden salir de su localidad.
En el caso de los adolescentes, la complicación llega cuando sus padres no tienen el conocimiento suficiente de los gustos de sus hijos, algo muy común en estas edades. Optar por acciones que entrañen algo más de intensidad física como los deportes de aventura, bicicleta, senderismo nocturno…, o acudir juntos a actividades culturales, conciertos, etc… pueden ser opciones atractivas y deseables.
Sobre los campamentos de verano.
Comentario aparte merecen los conocidos Campamentos de Verano, que a partir de una determinada edad son más que aconsejables para que los chavales convivan con otros chicos de diferentes lugares, aprendan y se diviertan. Además, tienen un efecto muy positivo sobre el desarrollo de su personalidad, ya que facilitan que ganen en autoestima y autonomía, al tener que actuar de modo «independiente» de sus familias.
La relación con otros chavales de su edad potenciará sus habilidades sociales, y debido a las actividades que tendrán que desarrollar, mejorar su nivel de responsabilidad en las tareas, y la capacidad de organizarse. Estas opciones además pueden ser aprovechadas en la propia localidad, pues en muchos pueblos se desarrollan Campamentos Urbanos que no requieren que el desplazamiento del joven a un entorno alejado del suyo propio.
Otra de las opciones interesantes es aprovechar si se dispone de familia y casa en los pueblos, para enviar a los chavales con los abuelos. Cuando éstos pueden hacerse cargo de los chicos, el fortalecimiento del vínculo familiar será muy beneficioso, y además
podrá compartir aventuras con otros chavales de su edad que vienen de otros entornos, y disfrutar de una mayor libertad de movimientos que en la ciudad.
¿Pero qué hay del estudio?
Pues a todo lo anterior, hay que incluir, en caso necesario, el tiempo de estudio. Para los chicos que han de estudiar, ya que han quedado asignaturas pendientes, o han de mejorar en algunas materias, lo fundamental es ser capaces de organizar su tiempo de estudio y su tiempo de diversión para retomar en mejores condiciones el próximo curso escolar.
Para ello, debemos ayudarles a organizarse el horario, y ser tan rigurosos como generosos si va cumpliendo sus obligaciones. Además, es fundamental facilitarles un lugar adecuado para el estudio, ambientado y donde no sufra interrupciones que perjudiquen el resultado final, y acorten el tiempo dedicado a la tarea. Hagamos entender a los chicos que el verano es un tiempo de vacaciones, pero que aún así, siguen contando con sus propias obligaciones. Negociemos con ellos; no se trata de dedicar mucho tiempo al estudio, sino de hacerlo con una mayor calidad.
Seguro que de esta forma, pasaremos un atractivo e instructivo verano.
Un saludo a todas y todos
Julia Rodriguez Psicología
653 93 40 50
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