A veces el amor termina, o termina la manera de amar, cuántas personas dicen ya no es como antes, o antes era otra cosa.
El amor como tantas otras cuestiones tiene un precio y ese precio es el dolor cuando una relación termina, incluso si tú eres quién elige que termine.
Todo empieza y todo acaba, las personas cambiamos, el amor cambia, las situaciones, las circunstancias. Aunque claro mientras estamos en lo cotidiano, casi que no nos damos cuenta, o sí, cuando termina y empieza un nuevo año.
Un día todo acabará, no sabemos cuándo, y muchas personas por miedo, se encierran en su caparazón y eligen no amar, no compartir, no entregar, no experienciar. Tienen el convencimiento que así, no hay pena, dolor, despedida, aunque de alguna manera quizá no tan visible también la hay.
Por tanto, si de una manera visible o invisible, las emociones y los sentimientos son intrínsecos a nuestra humanidad mejor vivir vivo: siente, entrega, recibe… que tú corazón elija vivir no desde el miedo sino desde la experiencia del amor.
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