El respeto a la intimidad. En esta etapa es importante no tratar a los hijos como si fueran niños, y mantener unos ciertos límites, que los adolescentes se vuelvan reservados, forma parte del proceso de maduración y por tanto los padres tendrán que empezar a manejarse de manera distinta de lo que lo venían haciéndolo, por ejemplo si antes entraban en su habitación o en e baño sin llamar, ahora tendrán que empezar a hacerlo. Si antes sus padres eran el centro del universo y siempre querían estar con ellos, poco a poco, tendrán que acostumbrarse a dejar de serlo y admitir que ahora puedes resultarles un poco pesado/a.
Los adolescentes han de tener la última palabra, ya que esta es su manera de guardar las apariencias, aunque no lleven razón. Desafortunadamente, son los padres quienes han de morderse la lengua y marcharse, en un primer momento, porque los hijos no lo harán y alguno se tiene que comportar como un adulto. No es que hagas caso omiso de la falta de respeto, los adolescentes han de saber que dar una contestación no es adecuado. Pero es mejor que el momento pase, y que cuando los dos os hayáis tranquilizado se enfoque el asunto con calma y se intente resolver.
El hijo adolescentes no es invisible. Si los mayores entran en una conversación personal, delante de los chicos, hay que seguir adelante, si los adultos no quieren que se enteren, mejor no comentar nada delante de ellos, y dejar el tema para un momento donde se encuentren solo.
Generalmente los hijos adolescentes no comentan en presencia de los padres nada que no quieran que se enteren.
Cuidado con las bromas. La adolescencia es una etapa de mucha vulnerabilidad y bromas que anteriormente se encajaban de manera adecuada, ahora pueden traspasar ciertos límites y hacer daño u ofender.(mi gordi, mi pequeñajo, pelo rojo zanahoria, listillo).
Por tanto no burlarse de aspectos que el joven pueda sentirse inseguro, por supuesto no hacerlo delante de los amigos, en caso de bromear hacerlo una sola vez.
Los adolescentes y sus sueños. Es bueno que los adolescentes sueñen y debes animarlos a que se esfuercen por alcanzar sus sueños, pero una parte de la tarea de los padres es asegurarse de que mantengan los pies en la tierra. Mantener un punto intermedio es complicado, porque no debes decirles que no sueñen o hacerlos sentir que no son lo bastante buenos para alcanzar sus sueños, pero procura ayudarles a descubrir cuáles son sólo un sueño y convertir el resto en realidad.
La hora de llegada a casa. Los hijos en el fondo necesitan que les pongan limites y saben que deben cumplir con el toque de queda, entienden que es por su seguridad, pero tienden que insistir hasta que les digas lo que quieren oír. Con el toque de queda la comprensión y la negociación son fundamentales, pero está claro que si los chavales llegan tarde esto tiene que tener sus repercusiones.
Las repercusiones. Es importante que se establezcan de antemano para que el chaval y tú sepáis a qué ateneros. El castigo por infringir las reglas debe adaptarse a las circunstancias y es conveniente no ponerlo en el momento en el que se está enfadado. Por ejemplo si tu hijo ha llegado media hora tarde, déjale que entre, aunque estés enfadado o frustrado y retoma el asunto al día siguiente, cuando tu hijo haya tenido la oportunidad de reflexionar sobre lo ocurrido.
Los amigos. Todos los padres tratan de proteger a sus hijos. Pero por más razonables que sean los padres, si no están de acuerdo con ellos los padres van a pensar que los sobreprotegen. Esto suele pasar con respecto a los amigos. Cuando le dices a un chico “ no quiero que te hagas amigo de ése”, “ no quiero que sigas viéndote con él”, muchos chavales entienden que sus padres exageran. Si realmente quieres abordar el tema de los amigos, lo tendrás que hacer de una forma muy sutil, para que tus hijos te hagan caso.
La forma de expresarse de los adolescentes. Cuando el chaval se expresa poniéndose un piercing o llevando ropa de un determinado estilo o haciéndose un tatuaje, lo que intenta es afianzar su identidad, abarcando determinadas cuestiones como la autoestima y la confianza en sí mismo.
Un saludo a todos y todas.
Julia Rodríguez Psicología
653 93 40 50
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