En España se producen anualmente casi 130.000 divorcios, lo que os pone en el grupo de cabeza mundial. ¿Cuáles son los motivos?, pues que nos casamos muy jóvenes, o somos muy inmaduros, o muy egoístas, o que no nos gusta el compromiso…, o simplemente que tras el enamoramiento llega la decepción. Quien piense que la pareja es un camino de rosas se equivoca, y de hecho, las estadísticas reflejan que por cada cuatro matrimonios, hay tres divorcios.
Para desenamorarse, antes hay que haberse enamorado: El amor es un concepto muy abstracto, subjetivo, que cada uno vive de forma diferente, y en función del momento vital en que se encuentra. Cuando el amor es hacia una pareja, primero surge una atracción, bien sea sexual, intelectual, social…, y luego una fase de madurez. En concreto, en el amor de pareja suele haber 2 momentos diferenciados:
- Enamoramiento: se produce una atracción intensa por el otro, que elimina toda objetividad en el jucio que de ella hacemos. Por eso, ensalzamos los valores que tiene, y puede que veamos o imaginemos en el otro cualidades positivas que tal vez no tenga, y que otros no vean. Decimos que es inteligente, gracioso, brillante, atractivo, guapo, emocionante…, y lo hacemos con una boca enorme y unos ojos chispeantes, como si hubiéramos tomado una droga que nos hace ver eso en el otro. En realidad, le vemos como queremos verle.
- Madurez de la relación: el enamoramiento intenso dura semanas, o meses, pero necesariamente tiene que reducir su intensidad, ya que el cuerpo humano no podría soportar el gasto emocional que supone este proceso. El nivel de sensaciones empieza a bajar, y empezamos a ver al otro tal y como es, justo en el momento en que es necesario empezar a establecer los pilares de una relación más duradera, como el amor, la comunicación, la comprensión, y la posibilidad de crecer y desarrollarse en la misma dirección. El verdadero amor surge, por tanto, cuando puedo amar a la otra persona que es diferente a mí, y me aporta cosas diferentes, coincidiendo en algunas cosas, pero no necesariamente en todas.
Motivos para desenamorarse: En realidad, de la misma manera que no hay motivos objetivos para el amor, no existen tampoco para el desamor. Lo que sí hay son causas, más o menos frecuentes, que nos ayudan a entender este proceso de separación, que ocurre sin que necesariamente haya una boda de por medio:
- Egocentrismo: en muchos casos, las parejas sufren por un deseo personal de cada uno de sus miembros de crecer de manera independiente, o incluso, a costa de la relación. El sentimiento amoroso no es altruista al 100%, y siempre esperamos recibir lo mismo, o al menos algo parecido a lo que damos. Este intercambio de afecto, entrega, cariño, comprensión, cuidados, trabajo…, si no es compartido conducirá al desencanto, a la frustración, y logrará consumir la relación.
- Amor líquido: junto al egoísmo, la incapacidad aprendida para establecer vínculos de forma duradera, lleva a muchas parejas a la separación, en lo que se conoce como el “amor líquido”, y del que tantas veces hemos hablado en este blog.
- Juventud: la edad es un predictor de la estabilidad emocional. De hecho, cuanto más jóvenes son las parejas, más posibilidades de separación. Tal vez se deba a que los jóvenes viven más el presente, se dejan llevar por el arrebato amoroso, y para bien o para mal, toman decisiones sin reparar demasiado en las consecuencias.
- Inmadurez: relacionada o no con la edad, la inmadurez es un auténtico killer de la relación. De hecho, es muy difícil solventar una situación de conflicto en una pareja cuando una de las partes es incapaz de asumir sus responsabilidades. Pero es que además, el inmaduro es una persona inconstante, carente de visión sobre las consecuencias de sus actos, caprichosa y egoísta…, tanto, que es preferible esperar a que madure en soledad, antes de consolidar la relación.
- Decepción: en la convivencia de cada día en la misma casa, bajo el mismo techo, se descubre cómo es verdaderamente la otra persona, aspectos que tal vez nos saquen del autoengaño del enamoramiento, y que no habían aparecido en esa etapa inicial. Aquí es importante desarrollar habilidades de comunicación, y aceptar al otro, de la misma forma que nos acepta a nosotros. Sin embargo, hay algunas cosas que no deberíamos aceptar: aquellas que nos hieren, y nos alejan de lo que realmente somos o queremos ser.
- Autoengaño: cuando en una relación vemos que lo que el otro es realmente se aleja de lo que queremos, en un principio solemos pensar que podríamos cambiarle y que vamos a lograr que se convierta en lo que nosotros queremos. Esto tiene dos problemas: en primer lugar es poco probable hacer cambiar a una persona si esta no quiere, y en segundo lugar, puede darse la paradoja de que si cambia, deje de gustarnos. Lo más probable es que si alguien no nos gusta, y somos conscientes de ello, poco a poco vayamos siendo más sensibles a la información que confirma que precisamente ya no nos gusta.
- Incomunicación: la comunicación es el pilar de toda pareja, y cuando falta, es la razón por la que rompen muchas parejas. A medida que dejamos de comunicarnos, también empezamos a perder la confianza en el otro, a acumular resentimiento, y vivir al margen de la otra persona. La solución es la confianza, el diálogo y la sinceridad: la queja en voz alta y la claridad apagan los conflictos, pero a veces la relación ya está tan deteriorada que no nos merece la pena.
- Rutina: tal vez podríamos decir que la rutina no es una causa, sino la consecuencia de todo lo anterior. Lo peor que le puede suceder a una relación es la apatía, el desinterés, y la falta de una razón para un intercambio interesante con la pareja. El amor no convierte a nadie en adivino; expresar lo que uno necesita es una buena herramienta para salir de la rutina, pero no siempre es posible hacerlo.
Sea por la causa que sea, el divorcio o la separación de una pareja no es un hecho tan terrible hoy en día. En un momento en que la pareja no funciona, es necesario pensar en uno mismo, y tratar de resolver esa situación que no te satisface. En lo personal, cada día será más difícil y tu vida se llenará de culpa, angustia y frustración.
B. L says
Y dale, vamos a ver, el desamor si te lo has causado tu misma, por impaciente por no saber expresar lo que necesitabas de la persona, si has retroalimentado tu misma la rabia hasta que dejas de sentir amor y felicidad cuando estás con esa persona, y cuando te alejas te das cuenta de que no hay otra persona como él, que tiene todo lo que te gusta de una persona, y que el desamor, la pérdida de atracción por el y la falta de felicidad lo has causado tu sola, con tu obsesión de echar la culpa al otro. No se puede revertir el desamor? Que otra cosa hay que hacer a parte de dar tiempo al tiempo, para que vuelva ese sentimiento
Karla says
Hola
Pudisteis volver a sentir amor?