A las personas nos cuesta abandonar los esquemas conocidos para embarcarnos en otros nuevos. Hasta los más pequeños cambios pueden hacernos sentir incómodos, y cuando estos son más grandes solemos movernos entre la curiosidad que nos producen las novedades y a la vez el miedo que nos provocan esas mismas novedades, lo que nos lleva a una intensa angustia.
¿Qué podemos hacer para sentirnos mejor con nosotros mismos?
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Cada uno de nosotros tenemos la capacidad de controlar las actitudes interiores de nuestra mente. Para mantener un mejor nivel de equilibrio es necesario desarrollar el hábito de ver positivo en las personas y las situaciones que nos rodean.
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Cuidar la salud como algo sagrado.
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Los seres humanos en cada área de nuestra vida experimentamos una diferente combinación de sentimientos. Algunas veces nos sentimos felices, en otras veces nos sentimos inquietos, tensos y hasta frustrados. Hay que mirar detenidamente la vida inspeccionando el armario para deshacerse de la ropa vieja, aquello que es un lastre y tomarse el tiempo para desarrollar una estrategia e ir buscando los pasos para estar lo mejor posible.
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Conocerse muy bien, para ver cuáles son nuestras emociones, experiencias, creencias, nuestros valores, actitudes, etc.
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Alejar las preocupaciones, que en la mayoría de los cosas son errores de enfoque.
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Ampliar el foco e incorporar todas las posibilidades y oportunidades de las que se disponen.
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Dejarse llevar y no intentar controlarlo todo.
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Dejar de lado la pregunta victimista ¿por qué a mí? y ponerse a la acción.
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Desarrollar la capacidad de adaptación, que en realidad esto es ser inteligente.
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Intentar no estar a la defensiva y relajarse.
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Medir y calibrar de una manera realista las preocupaciones.
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Procurar tomar decisiones de manera equilibrada y sin dejarnos llevar por el momento.
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Recordar que no se trata de cómo se desarrollen los eventos, si no de la manera en que los asimilemos.
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Dar cariño y amor a los que tenemos alrededor, hace que nos sintamos bien con nosotros mismos.
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