Solemos celebrar los comienzos, el inicio de negocios, el nacimiento de los niños, los matrimonios, el conseguir un nuevo trabajo, etc.
Celebramos todo aquello que comienza, y de alguna manera ingenua, creemos que durará para siempre. Aunque en el día a día, vamos descubriendo que ciertas situaciones sencillamente son transitorias, períodos que nos marcan y que un amor, un trabajo, una ciudad… resulten exitosos, no depende del tiempo sino de la experiencia vivida.
De alguna manera hay mucha resistencia al cambio, y cuesta dejar atrás situaciones que no nos están resultando satisfactorias porque se entiende que para que sea bueno tiene que durar, y esto no es real, lo bueno es bueno, aunque sea breve, y extender algo en el tiempo a costa de tu salud emocional, no es nada interesante.
Por tanto, si ha llegado el momento de irse, vete de la mejor manera posible para ti, entiende que la vida es finita, al igual que sus tránsitos, y que cuando algo se cierra, están por venir, personas, situaciones, lugares, relaciones que serán diferentes, y que también te aportarán, en este devenir que es tu vida.
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