La paternidad es un cambio importante en la vida de una persona: se adopta el rol social de padre que conlleva una serie de responsabilidades, que alcanzan el nivel de obligaciones legales. Se adquiere el deber de cuidar y educar a los hijos. La madre tiene la experiencia de haberlo hecho, aunque sea de forma automática, durante los nueve meses del embarazo. Durante ese tiempo, el padre ha sido un espectador, quizás muy entusiasmado, pero espectador, al fin y al cabo. De repente, se encuentra con una persona desvalida con la que ha adquirido una serie de compromisos. Aparecen así una serie de presiones psicológicas de importancia, por ejemplo, no se tiene tanta libertad para poder dejar un trabajo, porque nuestro hijo depende de nosotros. Si alguna vez hemos pensado que pasaríamos hambre antes de aguantar determinadas cosas, ahora hay que plantearse que quien pasaría hambre es nuestro hijo.
¿Cómo afecta la paternidad a la relación de pareja?
Indudablemente, dependerá de cómo esté planteada la relación de pareja. En la pareja clásica el hombre tomaba la responsabilidad de suministrar los medios de subsistencia, y la mujer el cuidado de la casa y de los hijos. En la pareja actual se comparten esas tareas. Y el recién nacido se convierte para ambos es un ser absorbente: necesita todo el tiempo del mundo. Cada pocas horas hay que darle de comer, esperar a que eche el aire, limpiarle, etc. Cuando se acaba, queda muy poco tiempo para tener que empezar de nuevo. A menudo, el sueño nocturno se tiene que interrumpir o para darle de comer o para atender su llanto. El niño necesita toda la atención. La atención que antes se dedicaba mutuamente la pareja ahora se dedica al niño. Las diversiones, viajes, relaciones, etc. se hacen mucho más difíciles de mantener.
Recomendaciones para los padres
Tener un hijo cambia nuestra vida y tenemos que renunciar a muchas cosas (diversiones, amigos, libertad, etc.). Por eso, hay que tenerlos pensándolo mucho y cuando la paternidad es un valor importante en la vida, es decir, cuando suponga que todos los sacrificios y renuncias que hay que hacer se compensan con el disfrute de ver como el niño se desarrolla y es feliz.
Es importante cuidar más que nunca la relación con la pareja. Cuando se tiene un hijo, se tiene una relación para toda la vida, porque seguir la vida de nuestros hijos supone hablar de forma bastante habitual con el otro, aunque no le queramos y nos divorciemos.
La relación de pareja cambia de forma drástica: el niño es el foco total de atención. Se crea un proyecto común que puede unir a la pareja de forma muy importante. Sinn embargo, no hay que olvidar la relación de pareja y hay que mantener la comunicación, para ello se aconseja que se creen espacios para poder mantener la intimidad. En cuanto el crecimiento del niño lo permita, es conveniente dedicar tiempo a estar juntos y solos. Para ello, puede ser interesante salir de casa y dedicarse mutuamente un mínimo de tiempo.
Las nuevas obligaciones que han surgido en la pareja influyen de forma determinante en la distribución de tareas existentes. Por eso, es hora de replantearlas y llegar a acuerdos tácitos o explícitos sobre las responsabilidades de cada cual.
Aunque la llegada del hijo nos haya supuesto una gran alegría, hay que tener en cuenta que implica una responsabilidad y tareas adicionales que provocan un estrés que nos puede hacer sentirnos tristes, ansiosos, muy cansados, etc. Se trata de no pensar que deberíamos estar alegres, o si será que no queremos a nuestro hijo, etc. Tener un hijo es un suceso alegre y, a la vez, estresante.
Es verdad que las responsabilidades y sacrificios que conlleva la paternidad nos pueden abrumar y hacernos pensar que en realidad no nos interesa ser padres. Cada cual lo tiene que evaluar, pero en general responde a una visión de la felicidad muy televisiva. La psicología actual demuestra que se puede ser mucho más feliz de otras formas. En concreto, cuando nos comprometemos con lo que deseamos hacer y dando un sentido a nuestra vida. Siempre hay que recordar que la paternidad es un compromiso y que dota de sentido a nuestra existencia.
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