En el afán y el desespero de darle sentido a la vida, nos ponemos a hacer muchas cosas.
- Aceptar relaciones de cualquier manera y a cualquier precio, por no estar solos.
- Distraer el tiempo con cosas que en realidad ni te van ni te vienen.
- Mantener un trabajo que quizá no te satisface, por la “seguridad”.
- Hablar mucho y decir poco.
- Tragar y no decir.
- Ser complaciente con los demás y dejarte de lado.
Si desde la niñez aprendes, que si consigues que los demás te acepten, te quieran y te reconozcan, entonces es cuando eres valioso.
Todo lo que hagas va a ir encaminado a que los demás te validen, olvidándote de ti, y de esta manera lo que vas a sentir es un vacío enorme, porque estarás pendiente de la opinión ajena.
Por tanto:
- Empieza a mirarte, con ojos amorosos.
- Empieza a ser mejor tu mejor amigo.
- Empieza a ser tu mejor amante.
- Empieza a cuidarte y darte tu lugar.
- Empieza a darte cuenta de con quién y con qué inviertes tu tiempo.
- Empieza a dar sentido a tu vida, desde ti y para ti.
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