Seguimos con este tema tan interesante acerca de las separaciones de pareja, y las consecuencias sobre las conductas de los hijos.
Hemos de tener en cuenta que para un niño, la separación de sus padres supone una pérdida de la estabilidad y del entorno seguro y conocido que les rodea, lo que les pone frente a una situación nueva y desconcertante. De repente el padre o la madre podrá apañárselas de nuevo, encontrar una nueva pareja, o incluso renunciar a ella para toda la vida… pero siempre será bajo su decisión. Los hijos estarán unidos a esa realidad, y no podrán opinar al respecto.
Es habitual que se produzcan en los niños problemas conductuales en estos momentos de la separación, y también cuando las cosas empiezan a marchar mejor para los padres, lo que en realidad significa que los niños conocerán a nuevas personas a las que tendrán que llamar papá, mamá, «novia de mi padre», «pareja de mi madre», «marido de mi mamá»… y muchas otras fórmulas diferentes, cuya originalidad en realidad reflejan el difícil entorno al que el niño se tiene que adaptar.
En nuestro Gabinete estamos atendiendo a niños de parejas que están en el proceso de separación, y es curioso ver cómo, pese a que cada edad y cada niño refleja alteraciones conductuales diferentes, casi todas siguen un mismo patrón y muestran los peligros de no tratar adecuadamente estas situaciones y cómo ellos mismos, con lo pequeños que son, van elaborando su propio duelo.
Entre las reacciones más habituales de niños más pequeños vemos rabietas, alteraciones de conducta, agresividad, problemas escolares, dificultades físicas como dolores de estomago, estreñimiento, falta de apetito, pesadillas, terrores nocturos, enuresis… En niños algo mayores, los problemas habituales son más cognitivos, como falta de interés por el juego, problemas de socialización, aparición de amigos invisibles o exceso de fantasía (reflejando el mundo ideal imaginario que está construyendo como protesta por el propio que le ha tocado vivir…), y por supuesto, bajo rendimiento en el colegio, problemas de agresividad con compañeros, etc…
Aunque puedan parecer pequeñas alteraciones pasajeras, estamos hablando de problemas muy serios que pueden conducir a otro tipo de alteraciones precisamente por que se producen en un momento en que se está construyendo la personalidad, y al niño le falta la capacidad para poder interpretarlo de forma adecuada. Estos problemas son la pasarela perfecta para desarrollar posteriormente episodios de violencia infantil o trastornos de la alimentación.
Por eso es muy importante que recordemos una serie de normas básicas que podríamos considerar «el kit del perfecto padre-madre separado», y que incluirían aspectos como:
01.- No utilices a tus hijos como «intermediarios» o portadores de los mensajes.
02.- No hables mal de tu expareja delante de los niños, a fin de cuentas sigue siendo su padre o su madre.
03.- No descargues sobre los niños tu dolor, enojo o frustración con tu expareja. Es muy importante contenerte en estas situaciones, y llamar a un pariente o amigo para desahogarse, en vez de hacerle daño a tu hijo con tus problemas.
04.- Tranquiliza a tus hijos haciéndoles ver que ellos no tuvieron ninguna responsabilidad en la separación.
05.- Reduce al mínimo los cambios en la vida de los chicos; en un momento dado cualquier pequeña cosa puede parecer un mundo, sobretodo si es un mundo sobre el que los niños no pueden decidir.
06.- Deja de guerrear con tu expareja, y deja que cada uno haga su vida de manera independiente, teniendo en cuenta su función como padre o madre, y trata de que sea lo más llevadero posible.
Finalmente, recuerda que existen hijos que te unen a esa persona de la que te separas… Gestiónalo de la mejor manera posible para que no sufras ni tú ni tus hijos. Y si necesitas apoyo para conseguirlo, no dudes en venir a vernos.
Julia Rodríguez Psicología
653 93 40 50
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