En algún momento a todos nos toca tener conversaciones difíciles.
Cuando estés en disponibilidad, estaría bien que puedas tener en cuenta una serie de cuestiones:
- Elegir un buen momento, tanto para ti como para la otra persona.
- Elegir un lugar adecuado, en donde se pueda conversar tranquilamente.
- Saber que esa conversación va a ser beneficiosa, porque va a aclarar, concretar… una determinada situación.
- Ver el contenido de lo que quieres trasmitir, así como el tono cuando te pones a ello, el tono que utilices va a marcar de una manera muy determinada el contenido.
- Habla desde cómo te sientes tú, sin atacar al otro.
- Una vez que hayas dicho lo que tengas que decir, deja que el otro se exprese.
- Escucha de manera activa al otro, intentando no ponerte reactivo si la otra persona te replica.
- Que tus palabras o respuestas sean amables y honestas.
- Da el espacio para que la otra persona proceso lo que le toca procesar.
- Suelta todas las expectativas, independientemente de lo que pase.
Es necesario ir puliendo la habilidad de tener conversaciones difíciles, ya que normalmente las tendemos a evitar de varias formas
- Porque no quieres confrontar ya que es doloroso.
- Porque hay miedo a lastimar la relación.
- Porque conversas contigo mismos y tratas de justificarte para no tener la conversación con el otro.
Si te permites explorar el tema de las conversaciones difíciles, mejor hija, mejor padre, mejor pareja, mejor hermana, mejor… persona, más en contacto contigo misma y con el otro.
Deja una respuesta