Cuando lo ordinario se convierte en extraordinario, precisamente esto es lo que estamos viviendo en estos momentos.
Cosas del día a día que damos por hecho, y que están al alcance de la mano, ahora no las tenemos.
- Damos por hecho que nuestro día y el de la familia está estructurado, cada uno a un sitio a una hora.
- Damos por hecho, que para que cada uno esté en su sitio, estos estarán abiertos y disponibles, con el personal correspondiente en cada caso.
- Damos por hecho, ir a la compra y que en los supermercados tengan los productos que queremos de la marca que queremos.
- Damos por hecho, que si me siento mal, puedo pedir cita al médico.
- Damos por hecho, que cuando llega el fin de semana, tengo opciones de ocio.
- Damos por hecho, poder ir con los niños al parque.
- Damos por hecho, que cuando llega el fin de semana, quedo con mi grupo de amigos, en un bar, restaurante, casa…
- Damos por hecho, poder encontrarnos con los que queremos, abrazarlos, besarlos.
- Damos por hecho que si quiero comprar algo puedo salir de tiendas, o pedir por Internet, y que estará en el tiempo que me indican.
- Damos por hecho salir con libertad.
Invito, a que cuando el agua vuelva a su cauce, pongamos otra mirada, en nuestro día a día.
Mientras esto sucede, agradecer, y desde aquí mi agradecimiento más profundo, a todos aquellos profesionales, de todos los sectores, que están trabajando, para que en la medida de lo posible, sigamos teniendo servicios.
Especialmente a los sanitarios que están en primera fila, atendiendo, cuidando, a aquellos que lo necesitan.
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