Al mirarte en el espejo, ¿cómo te ves? ¿cómo sientes tu mirada?
Una mirada que por experiencias vividas, por la situación en la que te encuentras en este momento hace que te alejes de la realidad, de lo que eres, poniendo una mirada en ti distorsionada, desfigurada, áspera. Rechazándote y oscureciendo la manera de verte dirigiéndola hacia el “monstruo” que crees que eres, resultando dificultoso salir de ese bucle puesto que piensas que es lo que eres y lo que mereces. De esta manera te enfocas exclusivamente en lo negativo de ti e impidiendo que te veas de manera completa y auténtica.
Para y observa cómo te diriges a ti mismo, a ti misma, donde puedas ver qué te sucede cuando lo haces de una u otra forma: con una mirada espinosa y dura o una mirada amable y amorosa.
Permítete el salir de ese enfoque en el que te autoinvalidas y prueba a ver cómo es poner una mirada amplia, afable y tierna hacia ti.
Que puedas darte la mirada amorosa que haga que te puedas reconocer de forma legítima.
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