Cuando nos toca vivir situaciones delicadas, el estado de nuestra mente es fundamental, para afrontar de la manera más adecuada posible lo que sucede.
Si tus pensamientos son de temor, de enfado, de malestar, tus palabras y tus acciones van a estar muy relacionadas con estos pensamientos.
Para cuidar tu mente, es fundamental trabajar la atención:
– ¿Qué estás atendiendo?
– ¿Qué te hace sentir lo que atiendes?
– ¿Qué es lo que agita tu mente?
– ¿Qué es lo que calma tu mente?
Si eres honesto contigo mismo, cuídate a la hora de exponerte y hablar de todo aquello que te contamina, al igual que cuidas la higiene externa, cuida la higiene interna.
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