El deseo tiene que ver con lo que creemos necesitar para ser felices.
Hacemos una proyección de sueños y esperanzas, queriendo conseguir nuestra realización personal, si logramos una cosa o persona, parece que sólo si se da esa situación o llega esa persona a tu vida podrás estar bien. Y cuando pasa el tiempo y miras con perspectiva, puedes pensar ¿Y lo mal que lo pasé por esta cosa o esta persona? ¿Era realmente necesario?.
En ocasiones nos empeñamos en hacer realidad aquello que tanto se desea. Puedes ser víctima de tu deseo y exponerte a situaciones que te hagan daño emocional, desde ahí no hay manera.
Cuando decides que solo esa situación, persona o cosa, es lo único que te puede hacer feliz, dejas de mirar, apreciar y agradecer el resto de cosas que sí están en tu vida.
Por tanto, los movimientos que haces, para lo que se supone es estar feliz son dos:
- La búsqueda, estar en continuo movimiento para encontrar esa supuesta satisfacción.
- La conservación, tratar de mantener a toda costa lo que se tiene, y que esa situación no cambie, cuando en la vida todo es cambio.
Si entiendes que tu vida es placer y dolor, logros y pérdidas, alabanzas y críticas, buena suerte, mala suerte, que este es el oleaje de la vida, cambiante, variable y que en muchas ocasiones no está bajo tu control. Si entiendes esto, te rindes a la vida, a lo que sucede, dejas de desear de apegarte, solo vives, entonces tu mente estará tranquila y calmada, esto está más cerca de la felicidad.
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