Hablamos de la dificultad que hay al relacionarnos con otros pero en realidad en sí no hay una dificultad, el asunto está que cuando dos personas se relacionan, cada uno viene con una programación base, alimentada por años, y esto es lo que dificulta la relación con el otro.
La primera dificultad es pensar que las personas me hacen, me dicen… como si de alguna manera uno pudiera ser víctima o no tuviera nada que ver en la manera de interaccionar con el otro.
Esta programación es errónea, durante mucho tiempo, la persona que se siente así, ha pensado que el mundo viene de afuera hacia adentro, y en realidad el mundo viene de adentro hacia fuera, somos nosotros lo responsables de las experiencias que vivimos en cada momento.
Si en tu programación, estás predispuesto a la queja, a mirar de mala manera que hace el otro, uno se va quedando atrapado en la negatividad , por tanto hay que cuidar lo que le damos a nuestro cerebro: las imágenes, las frases, las palabras que optamos por emplear, ya que todo lo que enuncias fortalece el hábito.
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