Las distorsiones cognitivas pueden llevarnos a interpretar lo que sucede de forma errónea y tienen consecuencias en nuestras emociones o en la manera de relacionarnos con los demás, en el siguiente post enumero 10 distorsiones que podemos identificar y abordar para su tratamiento.
- Pensamiento todo o nada: consiste en ser extremista, ver las cosas en blanco o en negro, sin apreciar la existencia de categorías intermedias. Si algo no es perfecto está mal (por ejemplo: soy pianista, cometo un pequeño fallo en un concierto y pienso que estoy tocando fatal).
- Generalización excesiva: ser derrotista. Por un solo hecho negativo que ocurre considero que siempre saldrá todo igual de mal. Las palabras “ siempre” o “nunca” suelen ser utilizadas… “nunca encontraré una pareja adecuada”, “siempre me pasa todo a mí”.
- Filtro mental: un detalle negativo nubla los demás aspectos de la realidad. Es como una gota de tinta que tiñe toda la jarra de agua (he llegado tarde a una reunión y pienso que ya lo he estropeado todo).
- Descalificación de lo positivo: ver nuestros comportamientos positivos como “lo normal”, pensar que las cosas agradables no hay que tenerlas en cuenta. De esta manera se mantiene una creencia negativa que contradice la experiencia cotidiana: “el jefe me ha dicho que el informe estaba muy bien elaborado pero lo ha dicho por decir, no porque fuera así”, “mi pareja me ha dicho que la paella estaba exquisita,pero lo ha dicho por cumplir, en realidad no es así).
- Conclusión precipitada: interpretar las cosas de forma negativa sin datos que fundamenten las conclusiones. Existen dos muy frecuentes:
- Lectura del pensamiento (pensar mal): suponer, sin pruebas, lo que otros piensan sin comprobarlo: “ha pasado por mi lado y no me ha saludado: ha querido ignorarme”.
- Anticipación negativa (error del adivino): esperar que las cosas salgan mal sin tener pruebas suficientes para ello. Transformar una posibilidad en un hecho cierto y actuar en consecuencia: “ no voy a organizar una cena porque no va a salir bien, todos se aburrirán”.
- Magnificación (Catrastrofismo) o Minimización: exagerar la importancia de las cosas, situaciones o hechos, o por el contrario reducirlas hasta que perezcan diminutas (minimizar mis cualidades y exag
erar mis imperfecciones).
- Razonamiento emocional: asumes que tus emociones negativas reflejan necesariamente la forma en la que las cosas son realmente: “ yo lo siento así, luego por lo tanto debe ser verdad”.
- Deberías (Imperativos): utilizo exigencias absolutistas y rígidas como sí fueran dogmas acerca de uno mismo ( “debo”, “ tengo que”), acerca de los demás ( “deben”, “tienen que”) o sobre la vida ( “la vida no debería ser así”). Cuando dirijo los “debería” hacia mí mismo, la consecuencia emocional es la culpa. Cuando los dirijo a los demás generan ira y resentimiento. Cuando es hacia la vida produce poca tolerancia a la frustración ( “tengo que aprobar este examen como sea”) ( “mi pareja debe apoyarme en todo si me quiere”).
Etiquetar y Etiquetar erróneamente: esta es una forma extrema de generalización. En lugar de describir tu error, añades una etiqueta negativa a ti mismo “ soy un perdedor”. Cuando la conducta es de otra persona te afecta de manera negativa, le añades una etiqueta negativa. El etiquetado erróneo implica describir un acontecimiento con un lenguaje viciado y cargado emocionalmente.
- Personalización: te ves a ti mismo como la causa de algún acontecimiento negativo externo por el que, de hecho, no has sido responsable en primer lugar.
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