El cuerpo está hecho para moverse, esta frase la comenta muy a menudo mi querida Diana Naya, mi profesora de yoga, mentora y amiga.
El cuerpo está hecho para moverse y en este movimiento, de la mano del yoga en mi caso, lo que me doy cuenta es que:
– El cuerpo tiene multitud de posibilidades que si eres constante y amorosa afloran.
– Que se puede encontrar un bonito equilibrio entre el aprendizaje y el disfrute.
– Que mi cuerpo es un templo, con el que quiero trabajar, en el día a día para que no se estanque.
– Que puedo hacer posturas que me retan sobre el tapete de yoga, y luego llevar ese trabajo a la vida.
– Que puedo volver una y otra vez al movimiento, a la respiración, y no engancharme en películas mentales.
– Que moverme me da vitalidad, alegría que voy a aprovechar para hacerlo.
– En definitiva, la conexión entre asanas y respiración, me enseña de mí, de mi vida, me conecta conmigo, con los demás, me alivia corporal, emocionalmente y me sitúa.
Por tanto, te invito, si practicas cualquier actividad corporal que sigas haciéndolo y que indagues, y si no la practicas que empieces, que vas a descubrir otro mundo.
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