El dolor en todos los sentidos es un aliado porque nos indica que algo no va como debiera de ir.
El dolor pide:
- Descanso para un cuerpo o mente agotada.
- Cambio para algo que ya no funciona.
- Entender y acoger algo que no va bien.
El asunto es que aunque el dolor pide, de muchas maneras, nosotros nos resistimos:
- Tomas una pastilla que te anestesie cuerpo y alma.
- Te aferras a lo conocido, aunque veas que se está haciendo pedazos.
- Haces oídos sordos a aquello que el dolor te grita.
Aunque pongas toda la resistencia, él insiste y se agudiza, da voces de alarma.
Ante tanta alarma, haces caso, un caso ligero, “ dime lo que sea, que tengo mucha prisa, en seguir haciendo mi vida habitual, aunque esta se caiga”. Y el dolor vence tus resistencias, tu inquietud, tu rabia, y ese deseo de que todo siga igual.
Como conclusión piensa que el dolor te enseña:
- Que eres vulnerable.
- Que no pasa nada si otros te ven en esa vulnerabilidad.
- Que la resistencia causa más daño que el dolor en sí mismo.
- Que uno se cae, se levanta y vuelve a comenzar.
- Que la vida continúa, y que tú continuas con ella, aunque cueste.
Que el dolor se suaviza si entiendes que es un aliado
Deja una respuesta