Cuando una persona acude a consulta, viene por un síntoma, un malestar que siente dentro según la persona desde hace más o menos tiempo, que le produce una incomodidad frecuente y que ya no sabe cómo atajar, en caso de haber intentado soluciones previas.
El síntoma puede ser ansiedad, depresión, somatización, estados de ánimo variables y así podíamos describir un largo listado (en cada persona se manifiesta de una determinada manera), lo importante del síntoma es que está indicando que algo en lo emocional no está bien y el cuerpo que lo que intenta es equilibrarse, utiliza el síntoma para que dé la alarma a la persona.
Lo importante para poder solventar el síntoma es ir a capas más internas, porque lo que se muestra es sólo la punta del iceberg, y cuanto más se profundiza en la parte de abajo, más molesto será lo que se evidencia.
Cuando la persona explora se da cuenta que detrás de un bajo estado de ánimo se encuentra, un duelo no elaborado, detrás de la ansiedad, la sensación de vacío, detrás de un problema de piel conflictos relacionales, etc.
Porque cuando asumes, respondes y eres consecuente con lo de abajo y la punta del iceberg empieza a calmarse.
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