El Día de Reyes es el centro de la Navidad para los niños españoles, que esperan con ilusión la llegada de los magos de oriente con sus regalos. Cada niño recibirá como media 9 regalos, con un gasto medio de 166 euros por niño según la Asociación Española de Fabricantes de Juguetes. Los aparatos tecnológicos siguen ganando terreno a los juegos tradicionales,
¿Cuáles son los mejores juguetes para nuestros hijos?
Para un niño, el juego no es una opción sino una necesidad evolutiva, ya que es su forma de relacionarse con el mundo. Los juguetes contribuyen al desarrollo integral del niño en todas las áreas de la personalidad (intelectual, física, social y afectiva), y son un excelente recurso para iniciar o consolidar aprendizajes. Los niños son capaces de jugar y crear su mundo incluso en condiciones extremas, y es tan importante el juego que, de hecho, somos la única especie que seguimos jugando ya en la edad adulta.
Jugar es ante todo dejar volar la imaginación, y cualquier objeto servirá como juguete si apoya y potencia el juego del niño, pero hemos de saber elegir los mejores para nuestros hijos. Es importante que cumplan al menos estos requisitos:
Ser merecidos por su buena conducta. Los niños han de aprender que las cosas hay que ganárselas, reforzando así su buen comportamiento. Lo ideal es que sea el propio niño el que escriba la carta a los Reyes Magos, aunque sea más lento, es una forma de practicar la escritura, aprender a elegir y a priorizar.
Hay que recordar al niño que los Reyes Magos traen regalos a quien se ha portado bien, y hacer un análisis de su conducta durante todo el año, explicando claramente qué cosas son mejorables y cómo las puede mejorar. Esta es una herramienta de gran utilidad para ayudar a nuestros hijos a mejorar cada día, y los juguetes constituyen una motivación extra para el cumplimiento de las reglas que hay en la casa. Es complicado evitar que los tíos, abuelos, o amigos hagan regalos a nuestros hijos, pero sí podemos establecer las normas para su uso. De esta forma, aprenderán a valorarlos y reforzaremos su buen comportamiento.
Ser elegidos por los niños pero guiados por los padres. El niño querrá elegir sus juguetes en función de sus gustos, pero sobre todo de los anuncios que haya visto. El adulto debe influir en esa elección revisando de forma crítica los juguetes elegidos, incluyendo educativos y de calidad, y sobretodo limitando la cantidad de ellos.
Estar adaptados a la edad evolutiva del niño, es decir, a cómo el niño se relaciona con el mundo y con los demás en función de su edad. Por ejemplo, hasta los 2 años, juguetes que fomenten y enriquezcan las capacidades sensoriomotoras que se van adquiriendo a medida que exploramos el entorno, como seguir con la mirada, golpear, escuchar, derribar… Entre los dos y los seis años, el niño empieza a hacer ficciones según lo que ve en el entorno, y el juguete debe ayudar en esos juegos a convertirse en princesa, médico, conducir, cocinar… A partir de los 6 años empezamos a entender las normas, las reglas, los deportes, los juegos colectivos…
Apostar por juguetes educativos. Debemos incluir juguetes que le permitan aprender cosas y le pongan en relación con los demás: lectura, lápices, pinturas, juegos de plastilina, puzzles, recortables, cuadernos de actividades… para que pueda identificarlas como una diversión. Sin son mayores, juegos que obliguen a pensar y usar la estrategia (Hundir la Flota, Tres en Raya, Quién es Quién..?), que favorecen el desarrollo del razonamiento lógico y la coordinación visual y manual. Los clásicos Parchís, Oca, Damas… permiten al niño mantener la atención, aprender a negociar, ganar, perder, y jugar con otros.
Fomentar hábitos correctos y conductas solidarias. Elegir juguetes nos puede servir de apoyo para mostrar al niño la importancia de evitar el consumismo extremo, el sexismo, el belicismo, o aprender el valor de las cosas. Es buen momento para hacer limpieza de juguetes, y entregar a una ONG todos los que ya no usemos, o incluso comprar algunos nuevos, para que ellos los repartan a otros niños más desfavorecidos.
Crear espacios de juego compartido. Como se ha dicho, el juego es una forma en que el niño se desarrolla con su entorno. Hoy, el entorno de muchos niños es su habitación, y por tanto, el juego de estos niños es menos social, menos de calle. Muchos niños construyen hoy su mundo en su cuarto, equipado con televisión, equipo de música, ordenador e internet. La consola ha condenado a muchos niños a una intensa soledad, adicción y pasividad. Por muchos y caros que sean los juguetes, siempre es mejor un compañero de juegos.
Finalmente, no debemos olvidar que el mejor regalo para un niño es que sus padres les dediquen el tiempo necesario. Hablar, reírse, hacerse cosquillas, escuchar, compartir una película, jugar al balón, a las adivinanzas, a bailar, al veo-veo… es muy motivador para el niño y muy importante para ti.
Julia Rodríguez Psicología
653 93 40 50
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