La psicóloga Julia Rodríguez ha explicado que el síndrome postvacacional surge por el «cambio», y la vuelta a la «rutina» afecta y se refleja a nivel físico y, en algunas personas, también «psíquico».
Otro de los motivos es cuando se «esperaba más» de las vacaciones, es decir, cuando no han cumplido las «expectativas» y eso provoca «más bajón» por la sensación de «no» haber aprovechado «más» esos días. Estos síntomas son la falta de ganas para levantarse, el cansancio, la falta de concentración o sentirse triste.
Para ello, la psicóloga ha recomendado intentar «marcarse rutinas», es decir, no empezar «de pronto» a trabajar. Por ejemplo, si se terminan las vacaciones el 31 de agosto y toca incorporarse el día de 1 de septiembre, ha explicado Julia que lo «adecuado» sería volver «antes» para empezar una «rutina diaria».
«Por lo tanto, hay que organizarse, ir paulatinamente, buscar un tiempo de ocio hasta que nos estabilicemos en lo habitual, lo cotidiano que eso nos regula muchísimo», ha matizado.
Respecto al estado anímico, ha aconsejado pensar que se «han aprovechado las vacaciones», porque, ha insistido, siempre se hace algo «interesante», lo cual «ayuda» a empezar de «otra forma». Además, ha manifestado que hay que «encarar» el ritmo habitual como algo que también es «positivo» porque nos hace estar «activos».
Te sientes doblemente culpable.
Julia Rodríguez ha señalado que hay gente que ya se va de vacaciones «cansado o quemado» con el tema laboral, por ello a estas personas la hora de volver les va a dar «mucha pereza» porque van a estar «mucho más tristes». «Se entra en una paradoja, porque como curiosamente ahora el trabajo está como está y todo el mundo quiere trabajar, si además de tener trabajo que no te guste vas de mala gana porque no te gusta es como que te sientes doblemente culpable, es decir, como tengo trabajo y no me gusta tengo que volver y me siento mal, entonces al final es una rueda», ha pormenorizado la psicóloga.
Sus recomendaciones en estos casos es «ver lo positivo», buscar lo «mejor» que tenga cada día dentro de trabajo, es decir, un compañero «majo», alguna tarea siempre gusta «más hacerla». Por lo tanto, ha añadido, cuando una circunstancia no gusta «mucho» lo que hay que hacer es «mirarla con otros ojos», y así aprovechar «lo mejor» de esa circunstancias. «Cambiarnos las gafas».
Síndrome postvacacional en niños.
Normalmente al hablar de síndrome postvacacional se da por hecho que se refiere a los adultos, pero no hay que olvidar que los niños también tienen su rutina particular: ‘la vuelta al cole’. Julia Rodríguez ha asegurado que lo «mejor» en el caso de los niños es «marcarles la rutina». Ha insistido en decirles siempre «tienes que ir al colegio y tienes que ir» y no ceder. Y el razonamiento que ha realizado la psicóloga es que los niños luchan «dos o tres días» pero que luego se «habitúan» porque si se es «firme» el niño enseguida coge la rutina.
«No dar importancia a síntomas de los niños como por ejemplo, que no duermen bien, arcadas. En definitiva, no darle importancia porque el niño sabe cuándo le das importancia y muchas veces ellos lo hacen aposta este tipo de cuestiones para no ir al colegio si no les apetece», ha explicado Julia.
También ha recomendado que se les cuente que el «cole» es algo «chulo» porque están con otros niños, aprenden cosas, juegan con otros niños, hacen actividades distintas a las que se hacen en casa. Explicaciones, ha insistido, aún más «fundamentales» en niños que empiezan de nuevas el colegio.
Para evitar el síndrome postvacacional lo mejor, ha recomendado la psicóloga, es ir metiéndoles «poco a poco» en la rutina. Levantándolos a principios de septiembre «antes», haciendo tareas para «recordar», es decir, actividades que hagan que el niño vaya cogiendo el horario más ajustado al escolar.
Como recomendación general Julia ha invitado a hacer todo con «buen humor y buen rollo» además de a mirar la vida con unos «ojos de alegría y felicidad» porque aunque las cosas «no nos gusten o no nos apetezcan o nos den un poco de trabajo», es verdad que la vida es un «esfuerzo», pero, ha continuado, uno puede hacer ese esfuerzo «más leve». En definitiva, ha concluido la psicóloga que «de eso se trata la vida, de despertarse y decir venga otro día más y a por él».
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