Cuantas veces esperas que el otro adivine lo que tú quieres, cuando en muchas ocasiones ni tú mismo sabes lo que quieres.
En general hay una falta de escucha de uno mismo, por esto es importante conectar con las necesidades propias y desde ahí, poder expresarte al otro, teniendo en cuenta «lo presente», porque las personas vamos cambiando, vamos evolucionando, y lo que es en un momento de la vida, puede que no sea en otro, no es cuestión de cristalizar o dar por sentado.
También es importante darse cuenta que si lo expreso, no quiere decir que el otro tenga que hacer lo que yo quiero, ahora está claro que, si digo mi sentir, será más sencillo llegar a un punto intermedio que si me callo o indico de forma indirecta lo que me ronda en la cabeza.
El asunto es que, al expresar tú sabes lo que quieres porque lo estás verbalizando, el otro sabe lo que quieres y puede valorar si está en disponibilidad de dar o no, teniendo en cuenta que en ocasiones lo que para una persona es importante para la otra no, y desde ahí poder ajustarse, porque si no puede resultar frustrante y que llegamos al «cómo es posible que el otro no se dé cuenta de…» cuando para ti es tan importante ese asunto.
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