Muchas veces, cuando estamos en estrecha convivencia con otras personas el estado de ánimo del otro nos influye y hace que, en función de si el otro está nervioso o está triste o está alegre, pues que tú también entres en este estado de ánimo, incluso a veces puede que también te hagas responsable de si está triste la otra persona o si está nervioso o nerviosa calmarla y hay veces, que claro, uno mismo de agota.
El asunto es, sobre todo cuando estamos en situaciones que tienen un estrés añadido es que si tú te quieres hacer responsable del estado de ánimo del otro al final te vas a estar haciendo daño, porque nadie podemos hacer que el otro esté bien, en un momento dado puedes intentar animarle o puede hacer una broma, ahora que el otro esté bien o esté menos nervioso o esté más tranquilo tiene que ver con la responsabilidad del otro, entonces si tú te estás haciendo cargo constantemente del estado emocional del otro, al final o bien por confluir e irte a su estado emocional o bien por intentar traerlo a otro, tú te vas a agotar y desde ahí no hay manera.
Entonces, evidentemente a pesar de que estás muy influenciado por cómo están los ánimos alrededor, lo interesante es que cada persona sea responsable de su estado emocional y que a la vez cada uno intente hacer aquello que le haga sentir bien para llevar cualquier tipo de situación, que cada uno sepa qué le hace sentirse bien, sentirse tranquilo o sentirse calmado.
Lo que hay que hacer es recurrir a aquellas cosas o a aquellas herramientas que en un momento dado tú sabes que a ti te vienen bien y no hacer responsable al otro de los estados emocionales que al fin y al cabo es una cuestión propia, es una cuestión de uno mismo y cada uno tiene que hacerse responsable de lo suyo.
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