Generalmente vivimos envueltos en nuestra manera de ver la vida y los patrones que hemos aprendido en la infancia, se reproducen una y otra vez.
Al vivir envueltos en nuestra propia película, y pensar que esa película es la única posible, se producen tensiones y roces con aquellos con los que interaccionamos. Que por otra parte también creen que su película es la real.
Para que estos roces y tensiones se disuelvan, hay que volver constantemente a un estado mental positivo, poner mucha atención en dónde están tus pensamientos, en qué están tus sentimientos y no dejarte llevar por los estados de ánimo dañinos. A un nivel neuronal hay caminos que están trillados, y de lo que se trata es de descubrir otros territorios, y trillarlos en positivo.
Para esto es fundamental estar en presente, atento a tus pensamientos, a tus reacciones, a lo que dice y a lo que haces, e ir paso a paso, el campo no se siembra en un día.
Cuando te vengan pensamientos de pasado o de futuro, en vez de controlar, lo que hay que hacer es soltar, porque por muchas vueltas que le des, el pasado pasó, y el futuro, no se sabe.
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