Hoy me gustaría reflexionar acerca de las expectativas que nos hacemos en diferentes áreas y situaciones de nuestra vida.
Cuando se inicias un proyecto, una relación, una situación determinada, suele ocurrir que nos ponemos y generamos unas expectativas en esto nuevo que está sucediendo. Se va alimentando con sensaciones al principio agradables; imaginas un futuro probable generando una sensación de bienestar e incluso de seguridad. Sin embargo eso que está sucediendo es fantasear, imaginar algo que te gustaría que sucediera. Adelantarte sobre lo que puede suceder.
Este adelantar y fantasear es ponerte en un futuro y no dejarte estar en el presente de lo que ocurre con esa situación. En lo que sientes. Pongo expectativas sobre el hecho en sí que pueden darse o no. Y cuando esto no sucede de la forma que lo habías imaginado, te frustras. Produciéndote malestar y sensación de fracaso, de no ser lo suficientemente buena, tengo que cambiar esto para poder llegar a… Pensamientos y sentimientos que te atrapan en la frustración y culpabilidad.
Por ello estar conectado/a contigo mismo/a, observar qué necesitas y qué quieres con eso que está ocurriendo hace que esté en el momento presente. Y que sea real lo que vives.
Rocío says
Me ha encantado mucho esa reflexión porque me siento muy identificada.
Enhorabuena por el trabajo que hacéis