Falta de atención y velocidad
Conducía camino de Don Benito para trabajar y en la emisora de radio estaban hablando sobre la repercusión que tenían en los accidentes de tráfico dos factores, uno era la falta de atención sobre todo hacían referencia al móvil, y otro la velocidad excesiva, más visible en carreteras secundarias.
Esto que comentaban me llevó a asociar que justo al igual que en la conducción, la falta de atención y la velocidad a la que vamos, tienen repercusión en nuestra vida.
La falta de atención hace que se tenga el automático activado, y de esta manera, la atención sólo da para lo operativo del día a día, con lo cual el resto de aspectos de alguna manera se desatienden, casi siempre lo más sutil, que tiene que ver con lo emocional.
La velocidad hace que desde por la mañana todo esté cronometrado, para poder hacer el encaje entre el trabajo, las actividades con los niños, se dan prisa los adultos, se mete prisa a los niños, y si sucede algo, que no está cronometrado, en el encaje familiar de lo cotidiano, desbarata la velocidad y eso hace que todavía muchas personas corran más.
Pues esto que si la falta de atención y la velocidad hace que nos pongamos en riesgo en la conducción, y en la vida, por qué no probar a estar más atentos e ir más tranquilos, cada uno en la medida de sus posibilidades.
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