La terapia, tiene que ver con una transformación que haces en tu interior, al escucharte, dentro de un contexto terapéutico y poder dar nombre a aspectos que antes eran desconocidos para ti.
El autoconocimiento, no sucede de repente, hay como un despertar, porque mediante el acompañamiento del terapeuta, te vas dando cuenta de cuestiones que hasta entonces no habías reparado.
El cuerpo suele ser un vehículo de lo psíquico y en muchas ocasiones es él el que te informa, acerca de lo que no va bien a un nivel emocional. En otras ocasiones, es evidente el síntoma anímico, o el conflicto emocional en cualquier ámbito de tu vida, relaciones familiares, de pareja, laborales, sociales y por supuesto contigo mismo.
Desde este marco es cuando las personas acuden a terapia, con lo que ellos ven, que es la punta del iceberg, y mediante las sesiones, vas indagando en todo lo que hay debajo de ese iceberg. Cuando en el espacio de encuentro y escucha que es la terapia, te vas dando cuenta, de tu forma de estar en la vida, de tus patrones relaciones, de tus creencias, es cuando puedes optar y aprender a relacionarte contigo y con lo que te acontece de una manera más favorecedora
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