En ocasiones estamos dentro de una relación y no sabemos cómo van las cosas, sencillamente van, pero hay una especie de malestar que nos hace sentir que no estamos del todo bien. Podemos poner atención a una serie de indicadores que nos van a hacer reflexionar sobre cómo está funcionando nuestra relación y en la medida de lo posible tomar decisiones para mejorar el bienestar individual y en pareja:
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Discusiones, sucede cuando las parejas discuten y lo hacen de forma negativa y acusadora, cuando se hace referencia a la persona y no a la conducta, cuando se utiliza la crítica el sarcasmo, el desprecio y la negatividad.
Ejemplos: “parece que las tareas de la casa para ti no existen, ni escribiendo una lista haces nada, pues lo mismo te pasa a ti con el tema de las gestiones, y tú parece que no tienes hijos, que los he hecho yo solita”… etc.
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Las críticas, que son una manera de descalificar globalmente a tu pareja “eres un pasota, dijimos de tirar la basura por turnos y yo llevo 3 noches tirándola, nunca te haces cargo de nada, estoy muy cansada/o, eres un/a egoísta”. Cuando este tipo de interacciones ocurre frecuentemente la pareja se descalifica mutuamente.
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El sarcasmo o el desprecio en cualquiera de sus formatos, ya que en ocasiones el lenguaje no verbal, está más envenenado que el verbal y ciertos gestos o ciertas miradas pueden colmar la paciencia del compañero.
También frases como “si te lo deletreo puede que te enteres de lo que digo” o “ lo único que se te da bien es tumbarte cuando llegas a casa en el sofá”. Hacen que la pareja se distancie y se favorezca el conflicto.
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La constante actitud defensiva, cuando un miembro de la pareja intenta dar explicaciones al otro, o justificar el porqué de su comportamiento, al final se siente más frustrado, porque el otro no lo quiere escuchar o se cree en poder de la verdad absoluta.
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La actitud evasiva, en ocasiones uno de los miembros de la pareja manifiesta un actitud evasiva, cuanto más necesita uno hablar más necesita el otro marcharse, uno cree que no se le está haciendo caso y el otro pretende que las cosas se calmen un poco, pero es una situación que lleva a malentendidos.
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Señales físicas, hay veces que estamos tan mal con nuestra pareja que el cuerpo nos manda señales físicas, aceleración del ritmo cardíaco, dolor de cabeza cuando la otra persona llega, un estado de mal humor, que se mantiene de forma continua en presencia del otro, dolor de estómago, insomnio y es que el cuerpo siempre tan sabio que está diciéndonos que hagamos algo con nuestra vida sentimental, ya que como estamos no estamos bien.
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Los malos recuerdos, al reconstruir en terapia la historia de la pareja, muchas de ellas manifiestan un punto de vista negativo del noviazgo, el día de la boda si se casaron, o del inicio de la relación de convivencia, hay otras parejas que les cuesta recordar, esto hace referencia a que en ocasiones recordar es tan doloroso que prefieren no hacerlo.
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La pasión quedó en el pasado. Apenas se mantienen relaciones sexuales y cuando sucede es tras un largo período de tiempo y tampoco suelen ser igual de buenas que antes. Las excusas, “estoy cansado/a, ahora no me apetece, tengo muchas cosas en la cabeza”, son una tónica frecuente entre vosotros y una barrera difícil de saltar por ambas partes.
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Hablar no sirve de nada, hay veces que la comunicación es nula y están a años luz, intentan solucionar sus problemas a solas, pero son incapaces de comunicarse, ya que la forma que tienen de hacerlo es a través de la discusión y no del diálogo.
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Sólo vemos lo negativo de la otra persona, los miembros de la pareja están tan desilusionados que sólo ven lo que no les gusta de la otra persona, parece que todas esas cosas buenas y que nos encantaban van desapareciendo por arte de magia.
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Vidas separadas, la pareja está en apariencia junta pero en realidad separada, de cara a los convencionalismos sociales, representan un papel, pero entre ellos hay una gran distancia y vacío. Se tratan con correcta cordialidad pero en el fondo se sienten muy solos.
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