La meditación nos enseña que en nuestro interior hay una sabiduría primaria, con la que podemos contactar una vez que eliminamos los velos que se van acumulando en la mente, la meditación nos ayuda a despejar estos velos.
Meditar tiene que ver con cultivar y familiarizar dentro de nosotros semillas más constructivas, comprendiendo la verdadera naturaleza de la realidad, y de ahí se produce un sentimiento de bienestar genuino.
La meditación no es relajación, aunque si se necesita que nuestro cuerpo esté ciertamente relajado, estar en contacto con nuestra respiración, de ahí una mayor concentración, con este sencillo gesto, estarás mucho más en contacto contigo, con tu vida, con el mundo que te rodea.
Por tanto, para meditar ponemos atención en el cuerpo con una postura erguida, y llevamos nuestra atención a un soporte que puede ser, un objeto, un mantra, la respiración.
Como dice Pablo Dors «Para meditar solo hay que querer meditar».
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