En cuantas ocasiones nos encontramos conversando con nosotros mismos, sobre conversaciones que nos gustaría tener con otros, conversaciones sobre temas pendientes, aspectos que te gustaría que la otra persona cambiase, buscar un punto intermedio sobre una cuestión de convivencia, o sobre algún aspecto del ámbito laboral con algún compañero de trabajo. Y de esta manera poder elaborar una larga lista de situaciones que nos acontecen con los demás en el día a día y que se acumulan dentro y van saltando de vez en cuando y cuando uno se da cuenta, ya está conversando otra vez consigo mismo, de cómo y qué decir.
Algunas cuestiones que pueden ocurrir con las conversaciones pendientes:
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Que cuando tienes la conversación, luego piensas que se te quedó esto o lo otro en el tintero, o que tenías que haber dicho alguna cuestión de distinta manera.
Si has tenido esa conversación, acepta lo que sucedió y no des más vueltas, lo importante es que has comunicado con el otro.
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Que como no eres capaz de entrar en el asunto que tienes con el otro, lo comunicas en forma de actitud.
Comunicar en forma de actitud, daña, en primer lugar al que lo hace, porque poner mala cara o hacer un gesto de alejamiento cada vez que llega la persona con la que hay alguna diferencia (de la que el otro lo mismo ni se ha enterado), hace que se pierda mucha energía y es agotador, tanto para el que manifiesta en forma de actitud, como para el otro que nota el rechazo.
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Que esa conversación la hablas con otra persona, porque como lo tienes en mente, necesitas comunicarte y desahogarte.
Lo que ocurre en ocasiones que esto no resuelve, e incluso a veces puede confundir, porque como generalmente esto se comenta con alguien del entorno, lo que dice con la mejor intención es dar una opinión que no siempre ayuda, ya que esta persona puede estar sesgada por la emocionalidad de la relación, o poner un ejemplo de algo que le sucedió parecido a eso, y al final en vez de lo tuyo termina hablando de lo suyo.
Por tanto es conveniente:
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Ser claro con los demás en referencia a lo que sientes o quieres, expresar el sentir de forma natural te hace responsable de tus decisiones y de la posición que tomas en tu vida.
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Poder expresarlo de un modo adecuado ( si lo expresas de una forma dura, el primero que te haces daño eres tú mismo), se puede ser directo de una forma más suave sin perder la afectividad.
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