Los años centrales abarcan edades comprendidas entres los 5 y los 11 años. Abarca, por tanto, el período escolar entre el primer ciclo de educación primaria hasta que termina el sexto curso. Es una época en la que se puede disfrutar mucho con los hijos porque todavía los padres son referentes y no son independientes.
En esta época el niño aún está aprendiendo sobre el mundo en el que vive. Aprende a hablar, leer, escribir, empieza a expresar sus sentimientos, emociones y pensamientos. Se relaciona con los iguales, juega y colabora con ellos. También en este momento adquiere una mayor autonomía en las actividades de la vida diaria. Es una etapa en la que todavía tiene muchas cosas de niños y hay que aprovecharlas.
A tener en cuenta en esta edad
- Es importante adaptar a la edad las normas y reglas que se han tenido hasta el momento, pero es importante que estas adaptaciones no sean bruscas y que si incumplen tenga sus consecuencias.
- Es útil con los niños algo mayores utilizar el incentivo de que está creciendo para lograr un comportamiento correcto. Hacer ver al niño que empieza a madurar es muy útil para los pre-adolescentes, de esta manera se le puede hacer responsable de ciertas cuestiones, por ejemplo “ahora que eres mayor puedes ayudarme a hacer esto o lo otro”.
- Aunque el niño se esté haciendo mayor, no deja de tener momentos de “ niño pequeño”, y así quizá en ciertos momentos demanda ciertos cuidados o ciertas atenciones.
- Hay que mantener el equilibrio entre dejar de prestar atención en ciertos aspectos, en los que el niño empieza a ser más independiente, y seguir atendiéndolo cuando lo necesitan. Por ejemplo el niño ya es capaz de jugar solo sin demandar que jueguen con él, pero no por ello vamos a dejar de interactuar puntualmente con él y reforzarle.
- Haga que colabore en ciertas tareas, en estas edades el niño suele estar predispuesto a la colaboración, por tanto hay que implicarle en las tareas de las casa, esto hace que los niños adquieran responsabilidades y se capaciten.
- Aunque su hijo muestre signos de independencia, y nos quede más tiempo libre para nosotros, es conveniente reservar tiempo para jugar o compartir otras actividades con nuestros hijos, porque esto potencia los vínculos antes que entre en la adolescencia.
Pre- adolescencia y adolescencia
¿Por qué se complica la relación en esta etapa?
- Se separan de los padres. A medida que los hijos van creciendo, se van separando de los padres, y empiezan a tener como referente al grupo de iguales. Los padres al ver que ocurre este intentan cerrar fronteras, y los chavales se revelan aún más, por tanto es interesante buscar un punto de equilibrio en el que todos ganen.
- Influencias externas. En esta etapa las influencias exteriores cobran mayor fuerza, y el tema de las amistades y los compañeros de clases es fundamental.
- El cambio a nivel educativo. En esta época se produce el cambio de la educación primaria a la secundaria, y además esto llega en un momento en que los niños están sufriendo cambios físicos y hormonales que les afectan profundamente.
Este cambio resulta difícil por varias razones:
- Dejan de ser los mayores, para volver a ser los pequeños.
- Puede que se hayan tenido que separar de amigos de la escuela primaria.
- Se tienen que enfrentar a nuevos profesores y materias.
- Las expectativas sobre el comportamiento y el trabajo posiblemente serán más duras que en la educación primaria.
¿Qué hacer con el hijo adolescente?
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Empezar a tratarle como un adulto. A medida que nuestro hijo va creciendo se le conceden derechos pero estos derechos conllevan responsabilidades y eso hay que quedárselo muy claro.
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La claridad y la sinceridad, es fundamental para tratar con el adolescente, si usted se muestra de esta manera, él también se puede sincerar con usted y puede llegar a comentarle cómo se siente y el porqué de sus comportamientos.
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Respete sus espacio. En su lucha por la diferenciación el adolescente hace de su habitación su “castillo”, por tanto aunque cueste es necesario empezar a mantener ciertos límites y respetar su intimidada.
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Deje que aprenda de sus errores. En ocasiones el adolescente tiene que comprobar en carnes propias, las consecuencias de ciertos comportamientos, por ejemplo, si un día se acuesta muy tarde por ver una película o por quedarse con el ordenador, al día siguiente cuando le suene el despertador y luego usted ponga la radio a tope, comprobará el malestar que genera esto.
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En esta etapa hay que adaptar las recompensas y sanciones, ya que lo que valía anteriormente quizá ahora no valga.
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