A veces tenemos la sensación de que están hablando de nosotros/as. ¿Qué dicen? ¿Quién habla de mí? ¿De qué forma?
Toda una marabunta de preguntas que se pueden anidar en tu cabeza e invadir tus pensamientos. Produciendo sensaciones de incomodidad, inseguridad, desconfianza, remordimiento… entrando en un bucle agotador que hace que aumenten esas sensaciones.
La historia está en ver qué te ocurre con esos pensamientos. ¿Qué se esconde detrás? Detrás está tu juez o jueza interior que no cesa de juzgar tu comportamiento y cómo eres. Lo que haces es juzgarte, criticarte y cuestionarte lo que haces y lo que eres, en busca de algo mejor. De ser perfecto o perfecta. De hacerlo todo bien.
Ser perfecto y perfecta y hacerlo todo bien para gustar a otras personas, esto no es posible. Primero porque la perfección no existe y segundo porque no a todo el mundo le vas a gustar. Por ello silenciar a tu juez o tu jueza interior es necesario para poder permitirte ser.
Cuando te des cuenta de tu juez o tu jueza interior en vez de permitir que tome el mando, suelta si eres consciente de la trampa que te haces. Ten presente que en realidad eres tú mismo, tú misma a quien hablas y criticas, enjuiciando tu ser . Y mientras lo haces pierdes la libertad de ser.
Toma conciencia del espacio que quieres dar a tu juez o a tu jueza interior. Estará pero puedes elegir el protagonismo que le quieres dar en tu vida.
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