El 80% de los propósitos para 2014, ya fueron formulados para 2013. Lo sabías?. Y eso se debe a que sólo el 12% de los propósitos de año nuevo se cumplen. A los conocidos «hacer ejercicio», «comer mejor», «dejar de fumar»…, se suman con la crisis otros propósitos más frecuentes en estos últimos años, tales como «mejorar económicamente», «encontrar un empleo», «mejorar mi formación»…,
A pocas horas de que termine el año, lo habitual es tomar el día de hoy como referencia para hacer balance del año que se va, y establecer una serie de objetivos para el año que llega. Son los propósitos de año nuevo, esa lista de intenciones que cada año elaboran millones de personas en el mundo, como resultado de comparar lo que somos con lo que deseamos ser.
Esta revisión anual es muy importante; hacer una lista con nuestras áreas de mejora en el ámbito personal, laboral, relacional o de salud…, es un ejercicio que aporta resultados por sí mismo. Pero después, la mayoría de los propósitos no se cumplen. En la Universidad de Hertfordshire, Gran Bretaña, el 52% de los 3.000 voluntarios participantes en un estudio dijeron confiar en el cumplimiento de sus propósitos de año nuevo, pero un año después, sólo un 12% los había logrado. Además, la profesora Marti Hope de la Universidad de Minessota (Estados Unidos), afirma que pasados dos meses desde su formulación más del 80% de quienes se habían comprometido a cumplir un reto ya habían desistido.
Cada año, la mayoría de estos buenos propósitos se quedan por el camino, frustrando y decepcionando a quienes los formularon. ¿Nos faltó voluntad, perseverancia, amor propio…? En muchos casos el problema está en la elección y en la formulación de las metas propuestas. Una meta mal formulada y sin un plan de acción para conseguirla, puede convertirse en irreal, inalcanzable…, y en el mayor enemigo de nuestra autoestima.
¿Cómo deben ser los propósitos de año nuevo para aumentar las posibilidades de cumplirlos?
– Realistas: el principal problema es establecer objetivos tan ambiciosos que su propia descripción desanima. Por ejemplo, no comeré un postre durante todo 2014 es una meta que tiene todas las papeletas para ser abandonada el día de Reyes.
– Progresivos: lo mejor es establecer etapas en el logro de una meta mayor, y ponerse un límite temporal para cumplirlos. Es preferible proponerse perder 1 kilo al mes, antes que el típico tengo que perder 20 kilos este año. Hay que plantear metas a corto plazo, de forma que cada logro servirá para recompensarnos y motivará para seguir haciéndolo bien.
– Motivadores y aceptados: sólo logramos aquello que de verdad deseamos y aceptamos como valioso para nosotros. Si en realidad no queremos dejar de fumar, no deberíamos intentarlo. Ese objetivo nace muerto.
– Específicos: la probabilidad de alcanzar una meta aumenta con la concreción de la misma. Mejor plantearse hacer deporte los lunes y miércoles, que afirmar que hay que perder peso en 2014.
– Acompañados de un Plan de Acción: para lograr una meta, es necesario acompañarla un plan de acción en el momento en que la definamos. De lo contrario, corremos el riesgo de que esa meta se quede en un simple deseo. Si queremos hacer deporte lunes y miércoles, elijamos uno con el que disfrutemos, y hagamos sitio en la agenda.
– Medibles: si vamos a hacer un esfuerzo, hay que saber si al terminar hemos alcanzado la meta o no. Para ello, además del objetivo hay que establecer cómo lo vamos a medir. Por tanto, es mejor formularlo como «perder 12 kilos este año», que «me gustaría perder peso en 2014».
¿Cómo y cuándo debemos formular los objetivos?
Ya conocemos cómo deber ser los propósitos de año nuevo, pero ¿cómo es el proceso para formularlos de la forma correcta?.
1.- Huye del 1 de enero. Para empezar, lo ideal es no hacerlo el 1 de enero, o al menos que o sean efectivos desde el 1 de enero. Si esperamos al día 10 alejaremos multitud de tentaciones e incumplimientos. De hecho, lo mejor es establecer metas, retos y objetivos a diario, que nos mantengan entrenados en la lucha por alcanzar nuestro «yo deseado». Pero sea hoy, o el 10 de enero, lo importante es establecerlos, y hacerlo bien.
2.- Piensa en formato beneficios: aleja de tu mente los objetivos en sí, y las tareas que habrás de hacer para alcanzarlos. Piensa en los beneficios de hacerlo. Pon la mente en la meta, y no en el camino.
3.- Tómate unos momentos de tranquilidad. Analiza tu situación actual, y define tus metas de mejora en el área personal, laboral, familiar…, del modo más detallado posible. Recuerda tus objetivos del año anterior, valora positivamente los logros, y evalúa la causa de no cumplimiento del resto. Cambia aquellas estrategias que no funcionaron.
4.- Elige en qué orden cumplirás tus propósitos: cumplirlos todos al mismo tiempo exigirá demasiado esfuerzo, dedicación y tiempo, así como una motivación y fuerza mental que a veces es difícil de asumir.
5.- Inicia el año con los más complicados o importantes: Esto te permitirá notar antes los resultados, y al mismo tiempo actuará como elemento motivador.
6.- Ten presentes tus objetivos: Escríbelos y colócalos en un sitio en que puedas verlos, aunque sea de manera ocasional, ya que esto ayudará a conseguirlos. Formúlalos en sentido positivo, y primera persona.
7.- Hazlos público: si quieres, coméntalos con tus amigos y/o familiares, para que te sirvan de apoyo, y de presión social para lograrlos.
8.- No te exijas demasiado: un pequeño error o paso atrás a veces es necesario para valorar lo ya conseguido. No arrojes la toalla a la primera de cambio. En el desarrollo personal, gana quién persiste, y es quien es consciente de que el camino es tan importante como la meta.
9.- No esperes otro año para renovar tus metas: analízate más a menudo y realiza ajustes sobre tus planes de acción. Aprende de tus fallos y mejora las estrategias que no están funcionando; y para eso, no debes esperar a 2015. Puedes hacerlo en marzo, junio, o agosto…
10.- Quiérete más: está bien analizar tu punto de partida y establecer áreas de mejora, pero empieza por aceptarte y quererte tal y como eres. A partir de ahí…, a crecer.
Los propósitos de año nuevo son útiles herramientas que nos ayudan a planificar y dirigir nuestra vida. Como dijo Séneca, ningún viento es favorable para el barco que no sabe a qué puerto se dirige. Por tanto, como el año pasado, formula tus objetivos con ilusión pero recuerda plantearlos correctamente y trazar un plan de acción para lograrlos.
Si a pesar de estas indicaciones no eres capaz de realizarlo tú solo, quizá sería adecuado un apoyo profesional para que te oriente y logres tus objetivos de forma rápida y adecuada este 2014…, de una vez por todas.
Personalmente, y en nombre de todo mi equipo, te deseo lo mejor para el año que comienza.
Julia Rodríguez Psicología
653 93 40 50
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