Creemos que vamos a conseguir la felicidad cuando:
- Consiga ese trabajo
- Termine la carrera
- Tenga esta relación
- Me vaya de vacaciones a…
- Compre una casa
- Tenga hijos
- ETC…
Y mientras estás en la consecución de esa supuesta felicidad te vas perdiendo lo que realmente importa, que es la vida en sí misma, con su almagama de situaciones, emociones, momentos, personas.
¿Qué tal si a partir de ahora te paras a disfrutar del recorrido? Sin pensar mucho en la meta, como que la meta en sí pueda ser cada paso, a veces firme, a veces titubeante, a veces inquieto, a veces sereno, y da igual como sea ese «a veces», lo fundamental es que vivas vivo, atento a lo que te pasa, a lo que te mueve, porque sólo en los pequeños detalles del día a día, te puedes encontrar a ti, y es que este asunto de vivir lo más feliz posible va de dentro a fuera, y no a la inversa.
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