La semana pasada me sorprendían las impresionantes cifras de personas que preferían vivir a solas. No aquellas que se ven obligadas a vivir solas, sino que han elegido hacerlo. La excusa era el libro del sociólogo Eric Klinenberg, titulado ‘Going Solo: The Extraordinary Rise and Surprising Appeal of Living Alone‘ (algo así como “el extraordinario auge y sorprendente atractivo de vivir solo”), y que deja datos del 50% de casas habitadas por una sola persona en Alemania, Francia, Reino Unido o Japón, llegando al 60% en Estocolmo.
Hoy comentaremos las razones que pudieran estar provocando esta situación, y asumo que la conversación girará en torno a temas que podrían ser polémicos… Os planteo algunas razones para vivir a solas:
- El mercado laboral favorece a la gente que va “ligera de equipaje”, que no tiene problemas para mudarse, para desplazarse, para invadir parte de su tiempo personal en quehaceres profesionales. Personas que son flexibles con su tiempo, y aceptan horarios anti-familiares. Para una gran mayoria de jóvenes, los profesionales más ambiciosos, tener 20 ó 30 años es precísamente el momento en que no debes formar una familia. Hace unos años, en las entrevistas de trabajo gustaba que tuvieras una vida familiar sólida, ya que eso hablaba bien de tu estabilidad emocional, de tu capacidad para asumir compromisos y para alcanzar metas y objetivos. Ahora, vivir solo se está convirtiendo en un camino para medrar profesionalmente, ya que habla de tu capacidad para controlar tus propias circunstancias y te asegura un interés en tu trabajo, limpio de preocupaciones como guarderías, citas médicas y vacaciones de tu pareja.
- Respecto de la crisis, se podría pensar…, ¿qué sería de nosotros en España si no tuviéramos el soporte de una familia?. Evidentemente, la familia es un gran apoyo. Sin embargo, cuando vives solo y nadie depende económicamente de tí, tienes más resistencia a las dificultades económicas, pudiendo apretarte el cinturón con más fuerza que si tuvieras una familia detrás. Además, si vives solo y te quedas sin trabajo, las posibilidades de cambiar de lugar de residencia son mucho mayores.
- Vivir bajo la tutela de los hijos es también una situación muy mal aceptada, que hace que queramos vivir a solas. De los 3,5 millones de personas que viven solas en España, 1,9 millones (más de la mitad) son jubilados. Es muy triste el alto número de personas mayores que viven solas en España, y en el resto del mundo, que viven y que muchas veces mueren a solas. Más allá de esta situación tan triste, hay otro tipo de viudos y viudas, o separados, que se resisten igual que los jóvenes, a abandonar su soledad, ya que a fuerza de años, es la vida que ellos han construido, con sus propias constumbres, hábitos y reglas.
- Nuestra cultura promueve el culto al individualismo. Además de haber cambiado radicalmente nuestra opinión sobre la gente que vive sola, hoy la vida urbana está llena de ventajas para ellos (gimnasios, cafeterías, comida a domicilio, servicios de lavandería, plancha, paseantes de perros…). Se trata de servicios pensados para hacerle la vida más fácil a los que viven sin familia. Por otro lado, la evolución positiva de la mujer en el control de su propia vida, que les permite decidir sobre si incorporarse o no al mundo laboral, si tener o no una familia, si tener o no hijos, si casarse o no hacerlo, y si les sale mal divorciarse…, está contribuyendo a un número mayor de gente que vive su vida sin la necesidad de contar con una pareja de forma permanente.
Por otro lado, hay que reconocer que “la idea de la pareja para toda la vida”, ya no es un ideal tan potente como para aguantar a alguién que no te guste, seas hombre o mujer, con lo que los divorcios siguen en aumento. Y finalmente, la revolución tecnológica, desde el teléfono al Facebook, aporta la posibilidad de poder comunicarte con más gente, sin necesidad de compartir el mismo espacio que ellos.
Todo lo anterior contribuye a elegir una vida en soledad. Eso sí, plenamente satisfactoria. Tenemos demasiado miedo a la soledad, y llevamos a cabo demasiadas acciones para evitarla. Aquellos/as que vivís solos…, qué elementos positivos le encontráis?, sentís presión por parte de la sociedad para que “hagáis lo correcto” y encontréis con quién compartir vuestras vidas?
Y los que vivís acompañados…, ¿os imagináis en soledad?
Un saludo a todos y todas.
Julia Rodríguez Psicología
653 93 40 50
Deja una respuesta