Lo primero a tener en cuenta es que todas las relaciones que has tenido, han contribuido, a un aprendizaje sobre ti mismo y sobre tu manera de estar en el vínculo.
Si lo miras como aprendizaje, independientemente de cómo se fuera desarrollando, o la manera en que acabó, vas a empezar a aceptar y desde ahí darte cuenta de todo lo que te aportó esa situación, aunque en ese momento sentías que todo era complicado.
Todos nuestros encuentros nos enseñan algo, aunque mientras que ocurre sientas que no es conveniente, al mirarlo en perspectiva, te puedes dar cuenta que lo mismo sí fue adecuado.
Para que se dé la relación tiene que haber metas, encuentros, acuerdos, y sus contrarios, y si ves que al intentar ajustar con la otra persona, no hay manera, es el momento de soltar.
De esta forma aprenderás una nueva habilidad que es poder soltar y dejar de empeñarte si no hay manera, porque en terapia, veo que muchas personas se quedan enganchadas en algo que no va bien, desde ahí hay mucho sufrimiento, cuando consiguen decir ya no más, hasta aquí, ahí es cuando se dan cuentan que también pueden estar sin el otro, que las relaciones se tienen que dar desde la fluidez del vínculo y no desde el empujar.
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