Hay acontecimientos vitales, que nos sitúan en situaciones de dolor, tristeza, pérdidas, desconfianza, culpa, traición…
El asunto es que para que nos podamos sentir bien en el presente, estas cuestiones que suceden en el pasado, tienen que ser entendidas como un sostén, como un aprendizaje, que nos permita estar en el presente, con energía, vitalidad, hay una sensación de sentirse colmado y bien con lo que acontece, independientemente de lo vivido.
Lo que le sucede a algunas personas es que se quedan con la mirada fija en el pasado, y desde ahí no hay forma, para que se sientan colmados en el presente.
El acompañamiento terapéutico, cuando esto sucede, permite elaborar una narrativa diferente, una narrativa sanadora, de lo que aconteció, y que poco a poco la persona vaya soltando peso de la mochila, para avanzar.
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