Cuando una pareja me pide una cita, lo más habitual es que la demanda sea que tienen dificultades en la comunicación, y en esta frase hay un amplio abanico de situaciones:
- Que no hay espacios comunes, más allá de los familiares u “oficiales”
- Desilusión, por algún o varios motivos.
- Decepción, el otro no estuvo a la altura de tal circunstancia.
- Planteamientos diferentes en la educación de los hijos.
- Cuestiones de convivencia que hacen el día a día complicado.
- Dificultades en aspectos sexuales (diferentes necesidades, falta de deseo…)
- Tema de terceras personas, por una o por ambas partes.
El asunto de fondo es que hay un daño en lo vincular, y el miedo generalizado es que temen hacerse más daño si siguen de esa manera, o que el vínculo se rompa.
Con la terapia, lo que intento es que se recupere si es posible el vínculo de una manera saludable para los miembros de la pareja, y que puedan solventar esas dificultades de comunicación, sea cual sea la situación concreta.
Si no hay posibilidad de recuperar el vínculo mi labor es acompañar para que la ruptura sea lo más suave posible.
El trabajo a nivel individual posterior sería que ambos tomaran consciencia de qué han hecho, para evitar repetir modelo de acción en relaciones que vendrán después.
Deja una respuesta