Fruto de la experiencia en nuestro Gabinete, a veces nos encontramos con personas que sufren una profunda tristeza, que acuden a nosotros con la intención de poder seguir adelante, pero sobretodo, con la esperanza de sortear el peligro de la depresión, que nos situaría ya en una posición mucho más complicada.
Por eso, he pensado que podríamos hablar de ello unos días, avanzando cuál es la función que tiene la tristeza y el desánimo, que la tiene y es muy importante, e igualmente, caracterizando a las personas tendentes a la tristeza.
¿Para qué sirve la tristeza?
Las emociones son una fuente de información, que nos ayuda a interpretar cómo incide sobre nosotros las cosas que sucecen a nuestro alrededor. Por eso, la alegría, la tristeza, el desánimo, la euforia, la sorpresa…, tienen una función psicológica muy importante. En concreto, la tristeza permite percibir que una situación es dolorosa emocionalmente y aprender de ello, obtener el apoyo o el consuelo de los demás, reorganizarnos psíquicamente a través del proceso de duelo, recuperarse de una pérdida, o incluso manejar la agresividad expresada por otros que, sin poder controlarla de otra forma, puedes reducir a partir de la expresión de dicha tristeza.
La tristeza, ¿puede ser un rasgo de la personalidad?
Pues parece que sí. De hecho, todos conocemos personas que expresan un continuo pesimismo, mostrando siempre sentimientos como nostalgia, apatía… incapaces de disfrutar de los hechos positivos. ¿Cómo reconocemos a estas personas?
- Son personas cuyo clima emocional es la tristeza y el desánimo, incluso en ausencia de acontecimientos penosos.
- Muestran escaso placer en las situaciones agradables.
- En una situación cualquiera, siempre ven el lado desfavorable, potenciando lo negativo y atenuando lo positivo.
- Incluso se perciben a sí mismos de forma desfavorable, aunque sean apreciados por los demás. Faltos de autoestima, se atribuyen la responsabilidad en todo aquello que no funciona, mediante el sentimiento de culpa.
- Son personas que en la vida van con mucha prudencia, por temor a lo que pueda pasar.
Pero la tristeza puede abarcar diferentes grados, desde el abatimiento típico del domingo por la tarde tras pasar un fin de semana excelente, a la desazón de un desencuentro en la pareja, y finalmente la desesperación profunda ante acontecimientos que no podemos controlar. Por eso es muy importante diferenciar un estado de melancolía o tristeza pasajero, que tiene una determinada función y suele durar muy poco tiempo, de lo que es un sentimiento de tristeza crónica, y finalmente una depresión que requiere de una intervención de carácter psicológica.
¿Creéis que es fácil diferenciar entre la tristeza crónica y el estado depresivo?, ¿tenéis episodios frecuentes de tristeza?, ¿qué opináis sobre la función evolutiva que hemos comentado de la tristeza?
Bonito tema para cerrar esta semana.
Un saludo
Julia Rodríguez Psicología
653 93 40 50
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