Hola a todos y todas: Parecía que no iba a llegar nunca, y ahora no nos quiere dar tregua. El verano pone piso en Extremadura, y con él la necesidad de sobrellevar las altas temperaturas con ropas más ligeras, acudiendo a playas y piscinas, e intensificando la vida social en la calle, que trasladamos dos horas más hacia la noche.
Pero estas acciones que para la mayoría son gestos de alivio, para otros supone el inicio de la temporada de complejos corporales. Sin el refugio de las anchas ropas de invierno, el verano nos muestra a los demás tal y como somos, generando inseguridad personal, aislamiento, incapacitación social y sufrimiento. Cuando no nos gusta nuestro cuerpo, no nos gustamos a nosotros mismos, y sentimos una intensa ansiedad ante la mirada de los demás, haciendo que acudir a la playa o comprar ropa se convierta en un paseo por la frustración.
Los complejos son tan diversos como la personalidad de quién los sufre.
Sobrepeso, sudoración excesiva, falta de pecho, celulitis, michelines, barriguita, piel blanca…, hay complejos para todos. La inconformidad con nuestro cuerpo no es cosa de hombres o mujeres, ni de jóvenes o mayores, sino el resultado de la presión social y cultural que el culto al escurridizo cuerpo perfecto ejerce sobre nosotros.
Pero son las mujeres más jóvenes las más afectadas. De hecho una reciente encuesta realizada en 11 países por una firma de cosméticos revela que sólo el 2% de las españolas se sienten cómodas con su cuerpo, y que el 72% de las adolescentes esconden su cuerpo por complejos, asegurando el 90% de ellas que están gorditas aún estando en su peso o por debajo.
Un adolescente, podría enumerar tantos complejos como partes componen su cuerpo, y sin embargo, muy pocos citan aspectos de su personalidad con los que no estén a gusto. La razón es que tienden a valorarse a sí mismos no por su personalidad, sino por sus rasgos corporales, depositando en ellos buena parte de lo
que son. La baja autoestima hace que no se acepten como son, degenerando en límites irracionales, provocando aislamiento y dolor. Conocen muy bien su aspecto externo, y desconocen casi por completo esa personalidad que está en formación, y que a medida que vayan descubriendo les permitirá ganar en confianza personal, seguridad y autoconcepto.
Los complejos corporales aíslan e incapacitan socialmente a quién los sufre. ¿Te ha pasado alguna vez?, ¿conoces algún caso?. Ponle remedio…
Un saludo a todas y todos
Julia Rodríguez Psicología
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