En septiembre llega la vuelta al colegio, después de un verano en el que los niños no se han visto expuestos a exigencias diarias de horarios, puede suceder que se sientan desbordados ante la nueva rutina que tienen que realizar, dando lugar en algunos casos a cuadros de estrés.
Es algo cotidiano que en los primeros días de la vuelta al colegio los niños coman menos, o duerman más intranquilos, ya que hay un cambio brusco en la rutina diaria, pasando de trasnochar a levantarse temprano, de comer a cualquier hora a tener que hacerlo a unas horas determinadas, de poder ver la tele o jugar en distintos momentos a lo largo del día a tener que hacerlo dentro de un horario, y así con todo.
QUÉ PODEMOS TENER EN CUENTA
Es importante que en estos primeros días se empiecen a establecer rutinas en torno al cambio que conlleva la vuelta al colegio:
- Dejar de trasnochar.
- Madrugar.
- Adecuar los horarios de las distintas comidas.
- Repasar las tareas que se tenían que haber realizado durante el verano.
- Revisar que se tiene el material necesario para iniciar el nuevo curso escolar.
- Reducir el tiempo que los chicos pasan ante el ordenador o la televisión.
HABLAR DE LO BUENO DE VOLVER AL COLEGIO
Tras empezar a establecer las rutinas necesarias para que la adaptación sea más sencilla, también es conveniente que los padres hablen con los hijos de los aspectos positivos de la vuelta al colegio, como pueden ser:
- El reencuentro con los compañeros o conocer gente nueva.
- La posibilidad de apuntarse a alguna actividad extraescolar que les guste.
- Adquirir nuevos conocimientos, más autonomía, la posibilidad de vivir nuevas experiencias.
- Que se impliquen en la preparación del material escolar, que ayuden a forrar los libros, poner su nombre, preparar el estuche, si los chicos se implican en el proceso van a disfrutar más del mismo.
- Que se empiece a planificar el tiempo de trabajo, dejando un tiempo para el ocio.
Y hay que apuntar algo, con todo esto que hemos citado anteriormente es importante que los mayores prediquen con el ejemplo.
Y … ¿SI A PESAR DE TODO TU HIJO SE ESTRESA?
Algunos indicadores que pueden hacer pensar a los padres que sus hijos no han gestionado de manera adecuada la vuelta al colegio y que estén sufriendo un cuadro de estrés son:
Las reacciones físicas como problemas digestivos, insomnio, dolores de cabeza, dificultades respiratorias, continúas visitas al baño. Las reacciones motoras: mover las piernas, morderse las uñas, tocarse demasiado el pelo, cambios a nivel vocal (lentificar el habla, tartamudear, acelerarlo…). Fijarse bien si pueden estar desarrollando pensamientos negativos con respecto a su capacidad, a la posibilidad de conseguir metas o mostrar temor.
Si nos encontramos antes estos indicadores debemos escucharle, es importante que exprese lo que siente, lo que le está pasando, ponerse en su lugar, no juzgarle ni criticarle, hay ciertos aspectos que a los jóvenes les hace sufrir, pero no a los mayores, por eso es muy importante reforzarles cuando afronten una situación delicada.
Hay que ayudarle a que vea la situación de forma diferente, generalmente se ven incapaces para solucionar una situación, porque sólo lo ven de una forma, hay que darle alternativas. Por ejemplo, que aprenda a organizar y gestionar su tiempo, si esta es la causa de estrés, en el momento en que lo haga de manera satisfactoria, se sentirá mucho más relajado.
¿QUÉ PRODUCE ESTRÉS EN LOS NIÑOS?
Por último, conviene que repasemos las situaciones que pueden producir estrés en los niños y que están relacionadas propiamente con el entorno escolar son aquellas como:
- Llegar tarde.
- Exponerse en público.
- Ser ridiculizado por los compañeros.
- No comprender alguna explicación.
- No saber contestar alguna pregunta.
- Hacer exámenes.
- Falta de control de los esfínteres.
- No ser reconocido dentro del grupo.
También encontramos situaciones relacionadas con el entorno familiar como:
- La pérdida reciente de algún familiar cercano.
- Relaciones familiares conflictivas.
- Un cambio de domicilio o de colegio.
- Separación de los padres.
- Cambio en el núcleo familiar, como puede ser la llegada de un hermano.
Y además debemos tener en cuenta las relacionadas con el propio individuo:
- No sentirse bien con su aspecto físico.
- Timidez.
- Falta de autoestima.
- Autoexigencia.VOLVER AL COLEGIO
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