En ocasiones todos tenemos que hacer frente a tareas que no nos resultan agradables, pero que es necesario que las hagamos y sabemos que independientemente de si nos gustan o no hay que enfrentarse a ellas, ante esto muchas personas las dejan para “cuando me apetezca”, “tenga tiempo”, “esté de mejor humor” “otro momento más propicio”.
En general y puntualmente nos pasa a casi todas las personas, sin embargo la dificultad viene cuando da lugar a dificultades en la convivencia o en el entorno laboral, dejar lo que no te gusta para el último momento hace que tengas que hacerlo bajo presión y al final no se le da la calidad que se debe y el trabajo se hace cuesta arriba.
Una manera de vivir
Hay personas que hacen de postergar el momento su estilo de vida, es decir que esto no es sólo en un área o en determinadas tareas, sino que es la manera en la que funcionan, cuando hay que tomar decisiones evitan confrontarse, las dejan en manos de otros, cuando llega el momento de hacer ese algo se sienten “mal” a nivel físico, empiezan a hacer otras cosas menos importantes pero que les apetece más, hay algún factor externo que les impide hacer eso, “ es demasiado tarde” “ es demasiado pronto”, “ hoy llueve..” y así una lista de largas excusas, esto al final impide que lleven una vida con una rutina diaria.
Alivio a corto plazo, culpabilidad posteriormente
En un primer momento al evitar la tarea uno se siente aliviado, pero posteriormente empieza a sentir una sensación de ansiedad o culpabilidad por la tarea pendiente. La manera en la que actúan estas personas es la siguiente; se dicen así misma “hoy no es el momento, ya lo hago mañana”, y al día siguiente la misma cantinela, esto hace que la persona cada vez se sienta peor, porque empieza a verse como un incompetente, la familia o la pareja le empieza a recriminar, esto hace que aún se sienta peor. Y al final se hace la tarea de mala manera, te enfadas contigo y con los demás por la presión que ejercen sobre ti y lo que te dices a ti mismo va en un plan negativo, de tal forma que tu autoestima se resiente y cuando tengas que afrontar la nueva tarea, vas a volver a caer en un círculo vicioso.
En realidad es una especia de adicción, estoy haciendo esto que hace que me sienta culpable y que lo pase fatal, pero no dejo de hacerlo, el alivio a corto plazo resulta una dificultad a largo plazo, porque cuanto más se deje menos se hace.
Para poder solucionar este problema lo primero es ver donde se ubica ese “lo dejo para mañana”. Hay varios motivos por los que se postergan las cosas como por ejemplo:
1. Miedo al fracaso
Les ocurre a personas exigentes y perfeccionistas, se valoran en función de lo que hacen, si no lo hacen bien su autoestima se viene abajo, suele establecerse objetivos muy elevados y parecen que nunca llegan, por tanto una forma de evitar la evaluación es dejarlo para luego.
2. Sentirse inferior
Les pasa a personas que se comparan demasiado con los demás, tienen un sentimiento de inferioridad al respecto y antes que fracasar en algo prefieren dejarlo, “ya me presentaré a ese examen de ingles que tengo pendiente”, pero nunca se ven con la suficiente capacidad para afrontar esto.
3. No creerse merecedor del éxito
Son personas que se sienten poco capacitadas para afrontar grandes responsabilidades y se acomodan a estar en el mismo sitio sin grandes aspiraciones, aunque pueden envidiar a los demás, o cuando sucede algo piensan suelen echar balones fuera.
Además de estos motivos anteriores también el aplazamiento puede deberse a las propias características de la persona, nos podemos encontrar con estos grupos de personas que por su manera de ser suelen postergar las tareas.
Personas extremadamente relajadas
“ Quiero vivir la vida”
Son personas a las que les gusta centrar su atención en tareas agradables o de ocio, salir, pasear, no quieren complicaciones e intentan evitar los pensamientos que les puede producir las tareas pendientes. Tratan de pasarlo bien permanentemente.
“El placer de vivir”
Son personas que lo que priorizan en su vida es satisfacer sus necesidades emocionales, “están en las nubes” y les impide estar centrados en aspectos más prácticos.
Para qué esforzarse
Son personas que para conseguir una meta, piensan que el camino es demasiado largo y que esforzarse tanto no merece la pena. Quiero hacer una carrera pero, hay que hacer mucho esfuerzo, lo veo demasiado lejos, quizá no merezca la pena.
No soporto el esfuerzo
Son personas que ponen excusas de cualquier tipo para no empezar a hacer aquello que no les apetece hacer. “ Esto es demasiado largo” “como voy a hacer eso con lo aburrido que es” “ la culpa la tiene el jefe que es un tal…”. Suelen decirse a sí mismos cosas como: «tengo que tener ganas de estudiar antes de empezar», «no puedo soportar aburrirme», «si no me gusta hacer algo no tengo porque hacerlo», «este trabajo es absolutamente odioso y es imposible encontrar algo agradable en él», «el profesor de matemáticas es odioso y las matemáticas son odiosas y odio las cosas que son odiosas» y, por supuesto, la más famosa de todas: «no me gusta trabajar».
Personas ansiosas
Son personas que constantemente están pensando en lo que tienen que hacer, están en un sitio y recuerdan todo lo que tienen pendiente y hay permanentemente un sentimiento de culpa. Es decir cuando postergan las cosas, se sienten mal por postergarlas y cuando las hacen están pensando que debían de divertirse, con lo cual hay un malestar permanente.
Personas oposicionistas
Son personas que piensan que pueden hacer lo que ellos quieran y que los demás están a su entera disposición, actualmente dentro de este grupo se incluyen muchos adolescentes.
Los que tienen otros motivos
Son personas que suelen tener un patrón de comportamiento de dependencia, delegan en los demás las tareas y evitan hacerlas por sí mismos.
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