Un artículo de una madre 'harta' de que pidan besos a su hija se viraliza en Internet. Su autora y una psicóloga especialista en inteligencia emocional nos dan su opinión. Por …
Continue Reading about ¿Deberíamos dejar de pedir besos a los niños? →
Por Julia Rodríguez Psicología Leave a Comment
Un artículo de una madre 'harta' de que pidan besos a su hija se viraliza en Internet. Su autora y una psicóloga especialista en inteligencia emocional nos dan su opinión. Por …
Continue Reading about ¿Deberíamos dejar de pedir besos a los niños? →
Por Julia Rodríguez Psicología 2 Comments
En declaraciones a EuropaPress, el especialista en Psicología Clínica, Eladio Rosique, ha advertido que los libros de '50 sombras de Grey' transmiten un mensaje de fondo que representa la "esencia" de …
Continue Reading about ¿»50 sombras de Grey» transmite un mensaje de maltrato de pareja? →
Por Julia Rodríguez Psicología Leave a Comment
La ciencia no comprende la totalidad del sentimiento, pero hay mecanismos neurológicos que sí se conocen. De la misma forma que nadie sabe exactamente qué es el amor, no se conoce a ciencia cierta por …
Continue Reading about Cómo funciona el cerebro de una persona enamorada →
Por Julia Rodríguez Psicología Leave a Comment
Uno de los sitios donde acudir en internet cuando quieres aprender algo interesante es la web de las charlas TED, capaces de despertar la curiosidad con sus títulos sugerentes (un ejemplo: El enigma …
Por Julia Rodríguez Psicología 2 Comments
¿Por qué lo superfluo ocupa tanto espacio? ¿Nuestras posesiones nos poseen y esclavizan? Pongamos que, por una emergencia, tiene que salir de su casa y decidir rápidamente qué se llevaría con usted. …
Continue Reading about Si tira un objeto al día, se sentirá mejor →
Por Julia Rodríguez Psicología Leave a Comment
El número de parejas que ha dejado de mantener relaciones va en aumento. Se considera que algo falla cuando se produce menos de un encuentro al mes. ¿Por qué se llega a esta situación? Las parejas …
Continue Reading about Parejas bajo el mismo techo, pero sin sexo →